¿Para qué sirve la Ansiedad?

¿Para qué sirve la Ansiedad?

Recordemos un poco algunas situaciones por las que hemos pasado a lo largo de nuestra vida. ¿Te has examinado del carné de conducir?, ¿recuerdas cómo te sentías antes del examen?: eso era Ansiedad. Quizá en alguna ocasión hayas iniciado un nuevo trabajo; ¿recuerdas cómo te sentías el primer día?: eso era Ansiedad.

Por tanto, la Ansiedad

  1. Es una sensación que todos podemos experimentar
  2. Es algo normal en la vida de las personas
  3. Es una reacción o respuesta a acontecimientos de la vida
  4. Nos prepara para la acción o la huída
  5. Puede ser más o menos intensa
  6. Afectará más a unas personas que a otras dependiendo de su carácter
  7. Puede ser necesaria y buena para adaptarse a los problemas de la vida y superarlos 
  8. Puede ser todo lo contrario: perjudicial e inadaptada

¿Qué ocurre cuando tenemos Ansiedad?

La ansiedad tiene su origen en la necesidad de escapar de los peligros. Es decir, los humanos somos animales, que al igual que otras especies debían escapar de los depredadores.

Si nos fijamos, lo que nuestro cuerpo hace cuando se pone nervioso es prepararse para una rápida huída:

  1. Los músculos se ponen tensos para correr más rápido.
  2. La sangre se centra en el sistema motor (músculos y articulaciones) y abandona el sistema cognitivo “pensamos menos” ¿Para qué vamos a pensar?, lo importante es escapar del león, lo más rápido posible.
  3. El corazón bombea más deprisa para oxigenar a los músculos.
  4. Respiramos más rápido para facilitar esta oxigenación.
  5. Se producen cortes de digestión (en casos extremos) ahora no necesitamos comer, lo que necesitamos es escapar.
  6. El intestino y la vejiga se vacían. Cuanto menos peso, mejor, más ligeros y más velocidad.

¿Hasta qué punto es normal la Ansiedad, y cuándo deja de serlo para convertirse en anormal?

Es evidente que cuando la ansiedad es una respuesta a algo que nos sucede, el hecho de sentirla supone que nos interesamos por el problema, tratamos de resolverlo, nos preparamos para ello, etc. En este sentido, la ansiedad es NORMAL. Cuando la ansiedad dificulta el rendimiento, entonces empieza a ser perjudicial, pues provoca sufrimiento y no sirve para resolver las causas que lo motivan.

Es importante distinguir entre:

1. ANSIEDAD NORMAL: adaptativa y útil para resolver problemas de la vida, controlable y lógica, y aunque puede ser incómoda, NO implica un sufrimiento grave.
2. ANSIEDAD PERJUDICIAL: inútil, excesiva, inapropiada; no sirve para adaptarse y por el contrario dificulta el rendimiento y la adaptación.

La ANSIEDAD PERJUDICIAL depende de: Una situación estresante (alarmante), las posibilidades de adaptación del sujeto, tanto genéticas como aprendidas (experiencias tempranas y desarrollo de la personalidad posterior). Por tanto, este tipo de ansiedad desadaptativa aparecerá si: La presión estresante es exagerada en intensidad o persistencia y agota las posibilidades de adaptación, o la reacción del sujeto es exagerada en intensidad, duración o en calidad (de tipo inadecuado), también si el sujeto no tiene las habilidades adecuadas para enfrentarse a situaciones que implican una demanda o un esfuerzo significativo.

Cuando una persona sufre ansiedad (nerviosismo), la propia percepción de este estado supone un factor de mantenimiento muy importante e igualmente generador de ansiedad (vergüenza, sentimiento de inseguridad o invalidez), ya que la autoimagen se deteriora al sentirse incapacitada, al mostrarse ante los demás como un individuo “nervioso”. Es decir, en la respuesta de ansiedad influyen factores cognitivos personales (autopercepción) y otros de interacción social (relación).

Conclusión

La ansiedad es una emoción normal que en principio tiene una función adaptativa para los seres humanos, pero cuando esta emoción se presenta o la experimentamos de forma exagerada o desproporcionada y afecta, interfiere en nuestras vidas, generando un alto malestar físico y psicológico, entonces será el momento para ponernos en tratamiento psicológico. En Mejor Sin Ansiedad, somos especialistas en este trastorno y te proporcionaremos el tratamiento utilizando la modalidad ONLINE, para facilitarte las cosas, no dejándote vencer por las excusas, combatiendo todas las dificultades que te impiden acudir a terapia sin perder efectividad en tu tratamiento.


¿Qué es la Obsesión y qué relación tiene con la Ansiedad?

¿Qué es la Obsesión y qué relación tiene con la Ansiedad?

Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten y causan ansiedad. Pueden involucrar o estar basados en cosas como: Miedo a los gérmenes o a la contaminación, enfermedades, hacerse daño así mismo o a otras personas, miedo a ser atraído por el mismo sexo sin ser homosexual u homofóbico/a, pensamientos relacionados con el pecado y la religiosidad, pensamientos relacionados con el orden, simetría y forma en la que se colocan los objetos o cosas, miedo a perder o extraviar algo.

Cuando las obsesiones vienen acompañadas de conductas manifiestas de carácter repetitivo y ritualista denominadas compulsiones, entonces estaremos ante lo que se denomina Trastorno Obsesivo Compulsivo, en el caso de que las compulsiones se manifiesten en forma de pensamientos en vez de conductas manifiestas observables por nosotros mismos u observadores externos, entonces estaremos ante un Trastorno Obsesivo Puro. El Trastorno obsesivo es bastante frecuente, afecta al 3% de la población mundial, más de 100 millones de personas, y es el cuarto trastorno psicológico más frecuente, por delante de la anorexia nerviosa, el trastorno bipolar y la esquizofrenia.

¿Qué son las compulsiones y por qué se realizan?

Las compulsiones son comportamientos que la persona que las presenta siente que debe hacer una y otra vez para tratar de reducir su ansiedad o detener los pensamientos obsesivos. Por tanto y como podemos observar, las obsesiones y las compulsiones están íntimamente relacionadas con la ansiedad, dado que los pensamientos repetitivos u obsesiones producen una fuerte ansiedad al sujeto y la compulsión intenta reducir y mitigar esta fuerte ansiedad. Las personas que padecen de obsesiones pueden intentar ignorar o detener sus obsesiones, pero eso solo aumenta su sufrimiento emocional y ansiedad. Finalmente, sientes la necesidad de realizar actos compulsivos para tratar de aliviar el estrés y malestar que provocan. A pesar de los esfuerzos por ignorar o deshacerte de los pensamientos o impulsos que te molestan, estos vuelven una y otra vez. Esto conduce a más comportamientos ritualistas, el círculo vicioso del trastorno obsesivo compulsivo.

Causas del Trastorno Obsesivo

  • Biología. El TOC puede resultar de cambios en la química natural del cuerpo o en las funciones cerebrales.
  • Genética. El TOC puede tener un componente genético, pero aún no se han identificado genes específicos.
  • Aprendizaje. Los miedos obsesivos y los comportamientos compulsivos se pueden aprender al observar a los familiares o de forma gradual a lo largo del tiempo.
  • Antecedentes familiares. El hecho de tener padres u otros miembros de la familia con el trastorno puede aumentar el riesgo de desarrollar trastorno obsesivo compulsivo.
  • Acontecimientos estresantes en la vida. Si has experimentado eventos traumáticos o estresantes, tu riesgo puede aumentar. Esta reacción puede, por alguna razón, desencadenar los pensamientos intrusivos, los rituales y el sufrimiento emocional característicos del trastorno obsesivo compulsivo.
  • Otros trastornos de salud mental. El trastorno obsesivo compulsivo puede estar relacionado con otros trastornos de salud mental, como los trastornos de ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias o los trastornos de tic.

¿Cómo se trata el Trastorno Obsesivo Compulsivo?

El tratamiento para este trastorno estará basado no en una ¨cura¨ en sí sino más bien en ayudar al paciente a gestionar el malestar que provoca o producen las obsesiones y evitar que tu vida se trastoque. Dependiendo de la gravedad del trastorno su tratamiento será más intensivo, frecuente o continuado a largo plazo.

Los dos tratamientos principales para el TOC son la psicoterapia (que puede ser realizada en formato ONLINE o presencial) y los medicamentos (en especial los antidepresivos). A menudo, el tratamiento es más eficaz con una combinación de estos.

  • Con la Psicoterapia: principalmente se trabaja desde la corriente Cognitivo Conductual, es un tipo de psicoterapia, eficaz para muchas personas con trastorno obsesivo compulsivo. La exposición y prevención de la respuesta, son las técnicas que se aplican y que han demostrado eficaz empíricamente, implica exponerte progresivamente a un objeto temido o a una obsesión, como la suciedad, y enseñarte formas de resistir el impulso de hacer tus rituales compulsivos. La exposición y prevención de la respuesta requiere esfuerzo y práctica frecuente, con ello se consigue una mejor calidad de vida una vez que aprendas a manejar tus obsesiones y compulsiones. 
  • Con la Farmacología: se puede ayudar al paciente  a controlar las obsesiones y compulsiones del trastorno obsesivo compulsivo, reduciendo la activación general del sujeto y poniéndolo en mejor disposición y provecho ante la psicoterapia. Es importante saber que los fármacos producen efectos secundarios y requieren supervisión psiquiátrica.

En Mejor Sin Ansiedad te animamos para que inicies tu proceso terapéutico, haremos de forma inicial una evaluación exhaustiva y tratamiento enfocado en tus necesidades individuales, recobraremos tu funcionamiento normal y bienestar.


Autolesión y su relación con la Ansiedad y la Depresión

Autolesión y su relación con la Ansiedad y la Depresión

La autolesión no suicida, a menudo llamada simplemente autolesión, es el acto de lastimarse el propio cuerpo a propósito, por ejemplo, con cortes o quemaduras, golpear una parte de su cuerpo con algún objeto, pincharse con algún objeto filoso, incluso un atracón de comida y muchas otras conductas no saludables. Por lo general, no es un intento de suicidio. Este tipo de autolesión es una forma dañina de afrontar el dolor emocional, la tristeza, la ira y el estrés, esto sucede porque la persona no tiene recursos de afrontamiento ante situaciones diversas, para regular sus emociones y resolver las problemáticas reales o subjetivas que llevan al sujeto a ¨necesitar¨recurrir a estas acciones. Algunas personas inician la práctica de las conductas autolesivas porque han escuchado o leído que a otros les ¨reducen el malestar emocional¨ y caen en la trampa de esta conducta disfuncional.

Razones por las que las personas se autolesionan

Las personas pueden autolesionarse por una variedad de razones. Algunos factores que pueden contribuir incluyen:

  1. Dolor emocional: La autolesión a menudo se utiliza como una forma de aliviar el dolor emocional, como la ansiedad, la tristeza/depresión, la ira o el estrés.
  2. Trastornos mentales: La autolesión puede ser un síntoma de trastornos mentales como la depresión, la esquizofrenia, la borderline o el trastorno límite de la personalidad.
  3. Trauma: Las personas que han experimentado abuso, negligencia o cualquier otro tipo de trauma pueden ser más propensas a autolesionarse. En estos casos se hace muy necesario que la persona se ponga en tratamiento para tratar el trauma y la conducta autolesiva.
  4. Presión social: Algunas personas pueden sentir presión para cumplir con ciertas expectativas o imágenes de sí mismos o de los demás, lo que puede llevar a comportamientos autodestructivos.
  5. Falta de habilidades de afrontamiento: Las personas que no tienen buenas habilidades de afrontamiento pueden recurrir a la autolesión como una forma de lidiar con situaciones difíciles.
  6. Como medio de comunicación de su dolor: La persona intenta validar pública o de forma privada sus estados emocionales de malestar y dolor.
  7. Autocastigo: Las personas acuden a esta conducta para autoinflingirse penas porque se consideran malas personas, se odian a sí mismas o son extremadamente autoexigentes, perfeccionistas e intolerantes a la frustración.
  8. Antisuicidio: Se acude a la autolesión porque deseo un castigo pero no morir.

Es importante destacar que la autolesión es un comportamiento peligroso (incluso aunque se crea que se realiza de una forma controlada) y puede tener consecuencias graves para la salud física y emocional. Si alguien que conoces se autolesiona, es importante brindarle apoyo y ayudarlo a buscar ayuda profesional.

¿Cómo se trata en terapia este problema?

El tratamiento más común para la autolesión incluye un enfoque integrado que aborde las causas subyacentes y proporcione herramientas efectivas para manejar el dolor emocional. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen:

1. Terapia psicológica: La terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia dialéctica conductual, puede ayudar a las personas a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos autodestructivos.

2. Terapia farmacológica: Los medicamentos, como los antidepresivos, pueden ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y otros trastornos mentales que pueden contribuir a la autolesión.

3. Terapia de grupo: Las terapias de grupo pueden proporcionar un entorno seguro y de apoyo para compartir experiencias y aprender de otros que han experimentado la autolesión.

4. Terapia familiar y terapia de pareja: Estos tipos de terapia pueden ayudar a mejorar las relaciones y resolver conflictos en el hogar o en la pareja que puedan estar contribuyendo a la autolesión.

En Mejor Sin Ansiedad somos especialistas en todos los trastornos y problemáticas que se derivan de la ansiedad y la depresión. Sin duda te ayudaremos a que consigas regular tus emociones e inhibir cualquier conducta desadaptativa y peligrosa, como es el caso de las autolesiones.


10 señales que nos indican que deberíamos acudir a un psicólogo

10 señales que nos indican que deberíamos acudir a un psicólogo

Es bastante habitual encontrase con personas que postergan la atención al malestar psicológico, es posible que esto ocurra por muchas razones, algunas que escapan de nuestro control como es el económico, en ocasiones y debido a la  deficiente forma de funcionar del sistema sanitario público/gratuito (no por negligencia o impericia sino porque este mismo se encuentra saturado desde hace años, encontrando una mayor demanda para el poco número de sanitarios que atienden), el paciente se ve en la necesidad y casi obligación de buscar ayuda de forma privada, en ocasiones el mismo no se lo puede permitir y es cuando lo deja de lado.

En otras ocasiones el laxar la atención del mismo responde propiamente a otras cuestiones más de índole subjetivo y de decisión, nos referimos propiamente a la subestimación del problema y del alcance del mismo, a la no contemplación de la posible cronificación. Otra de las posibles razones esta explicada por el estigma y la demonización hacia aquello que está relacionado con la salud mental (aunque cabe destacar que en la actualidad esto va perdiendo fuerzas y la población mundial definitivamente está derribando este disfuncional estigma). Podemos encontrarnos que los problemas de la vida, trastornos emocionales y mentales nos llevan a los seres humanos a experimentar malestar subjetivo fluctuante, esta fluctuación puede llevarnos a confundirnos, hasta el punto de creer que desaparecerá espontáneamente, de la misma forma en la que fluctúa sin darnos cuenta de que estamos incurriendo en un craso error.

Ahora bien, pesemos en positivo, miremos hacia un mejor y saludable futuro, aprovechemos los recursos y las facilitaciones como puede ser la terapia online que nos acerca a las posibilidades de atender no sólo a nuestra problemática psicológica sino también a los ahorros que nos representa este formato de eficaz y eficiente asistencia, abramos nuestra mente, seamos valientes ya afrontemos el malestar. Desde Mejor Sin Ansiedad te animamos a que des comienzo a tu proceso terapéutico.

10 señales básicas parara acudir a un psicólogo

A continuación, ofreceremos 10 de los que consideramos señales básicas parara acudir a un psicólogo:

  • El bajo estado de ánimo no es fluctuante, sino que este mismo se ha instalado en tu vida. Te encuentras deprimido la mayor parte del día, todos los días y esto viene ocurriendo desde hace más de una semana. Incluso los pensamientos de muerte o de ¨desaparecer¨ de hacen muy frecuentes.
  • Ha ocurrido un episodio traumático para ti como puede ser la pérdida de un ser querido, de un trabajo, una enfermedad, divorcio, agresión, etc. Tienes flash bag o rememoras mucho el acontecimiento, tienes pesadillas con ello, interfiriendo significativamente en tu vida y salud en general.
  • Recurrencia de pensamientos de índole intrusivos y negativos, que provocan malestar, ansiedad, te paralizan, aíslan, te llevan a recurrir a realizar conductas (incluso extrañas y hasta repetitivas) hasta conseguir bajar la ansiedad/malestar que producen estos pensamientos.
  • Presentas acusados y frecuentes desregularizaciones en el sueño (insomnio, parasomnia), en la conducta alimentaria, aumento de peso acusada o incluso pérdida del mismo en un tiempo corto (sin hacer dieta y exento de patologías fisiológicas conocidas).
  • Recurres a sustancias, conductas (alcohol, autolesiones, drogas, juego, sexo, compras compulsivas, etc) con el fin de ¨fugar¨ ante el malestar que te producen de forma consciente o no consciente algunas situaciones de la vida.
  • Te cuesta relacionarte con las personas, bien porque te cuesta ¨leer sus emociones¨, no sabes establecer límites, te cuesta decir que no, te bloqueas ante las interacciones con más de dos personas o al hablar en público.
  • Perdiste el interés por todo en la vida, sientes depresión, sientes insatisfacción incluso por aquello que en el pasado te producía, alegría, entusiasmo, interés y placer.
  • Tu autoestima va de mal en peor, cada día te quieres menos, confías menos en ti.
  • Te cuesta mucho regular tus emociones, incluso hasta el punto no sólo de producirte labilidad sino problemas con los demás y producirte un gran malestar emocional.
  • Nos encontramos estancados, somos incapaces de tomar decisiones, concentrarnos, memorizar.

¿Cómo es la intervención ante estas problemáticas?

Lo primero es establecer unas primeras sesiones que nos servirán para evaluar, hacer un análisis funcional del problema, una devolución de lo evaluado, establecer unos claros objetivos consensuados y un definido plan de tratamiento.

Desde la primera consulta te llevaras pautas, tareas y una línea de trabajo. En Mejor Sin Ansiedad podemos ayudarte. 


El aburrimiento no es depresión

El aburrimiento no es depresión

El aburrimiento, la tristeza e incluso el sentimiento de vacío no es depresión, es importante establecer esta diferencia, principalmente porque la persona que puede estar experimentando otros síntomas o sensaciones de índole no placenteras puede entrar en conclusión errada y agravar un estado subjetivo, cronificando el mismo y no sabiendo poner punto y final a la situación, ¨enredando¨ y complejizando el malestar emocional. Depresión y aburrimiento pueden estar claramente confundidos porque en ambos se manifiestan la melancolía, tristeza, apatía, desazón, estrés y niveles de estrés patológicos.

El aburrimiento al igual que cualquier estado emocional puede ser fluctuante, variar según las situaciones y ocasiones. En algunas oportunidades o casos esta puede tornarse crónica, llevándonos hasta el punto de no saber salir de ella y además trastocar nuestro autoconcepto, hasta el punto de entendernos y etiquetarnos erróneamente como personas ¨aburridas¨, carentes de interés por nada e incapaces de disfrutar de la vida, este estilo cognitivo erróneo paradójicamente sí nos podría inducir a estados depresivos.

Ahora bien, pasemos a describir y reconocer los síntomas o características de un estado crónico de aburrimiento.

Síntomas del Aburrimiento Crónico

Los síntomas más comunes son:

  • Dificultades para concentrarse en muchas de las actividades cotidianas, desde leer hasta ver la televisión, independientemente de la importancia o profundidad que tenga la tarea. Es probable que descubras que tienes la mente en otra parte mientras trabajas, estudias o conversas con alguien, en una especie de ¨fuga mental constante¨, en busca de estimulación apropiada que atraiga tu atención.
  • Sensación subjetiva de que el tiempo pasa con extrema lentitud.
  • Crees que el entorno carece de estímulos interesantes, tienes la sensación de que las experiencias gratificantes de la vida se han puesto en pausa.
  • Falta de interés por la mayoría de las actividades, incluso por aquellas que antes te reportaban una gran satisfacción, esta característica puede confundirse con la anhedonia de la depresión (incapacidad para sentir placer).
  • Te resulta difícil encontrar la motivación para emprender nuevos proyectos o actividades, a menudo te parece que se trata de una tarea muy cuesta arriba o una misión imposible.
  • Consideras que todas las cosas que haces son monótonas o carentes de sentido, cuando antes tenían un significado importante para ti.
  • Tienes la sensación de estar atrapado en una vida sin sentido, donde la emoción que prevalece es el hastío. · Sensación de vacío interior, unida a una gran insatisfacción con tu existencia.

Se hace sumamente relevante pedir ayuda ante este tipo de problemáticas, a fin de salir del estado insatisfactorio y poder vivir plenamente.

Entendamos cuáles pueden ser las ganancias o beneficios de exponernos a tratamiento psicológico ante un estado de ánimo crónicamente aburrido:

¿Qué lograrás con la intervención o terapia psicológica para el aburrimiento?

  • Reencontrar la pasión y la motivación para emprender nuevos proyectos o volver a disfrutar de las actividades que antes te satisfacían. Ante estados mentales enrevesados se hace muy complicado encontrar nuevas ideas, pensar positivo o contemplar nuevas alternativas, pensar de forma objetiva y no arremeter hacia uno mismo.
  • Mejorar tu autoconocimiento, de manera que puedas descubrir qué te motiva realmente. Tu terapeuta te puede ayudar a conectar con antiguas motivaciones, gustos y preferencias.
  • Mejorar tu capacidad de autogestión emocional, de forma que puedas identificar mejor tus sentimientos y regularlos.
  • Activar tus recursos internos, de manera que seas tú mismo/a quien cree el entorno estimulante. Te ayudará a confiar en ti mismo y en tus elecciones.

¿Qué debemos hacer en tu intervención?

1. Hacer una evaluación y diagnóstico diferencial, a fin de identificar concretamente a qué se está debiendo este estado emocional, si por un casual existe o está presente un TDAH (trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad, un síndrome de ¨estar quemado¨ (burnout) u otro que pueda estar describiendo mejor la etiología del problema.

2. Establecer un plan de tratamiento pormenorizado, ajustado a tus verdaderas necesidades, personalidad y estilo.

3. Dotarte de técnicas que te permitan tener una vida más satisfactoria y regulada, centrada en el presente (como las que ofrecen el Mindfulness), la restructuración cognitiva que permite que tus pensamientos sean más ajustados y adaptativos. Todas las mencionadas y las que puedes descubrir en tu terapia personalizada, te ayudaran no sólo a salir del aburrimiento sino también a interpretar la realidad y vida de una mejor forma.

4. Un psicólogo también se puede convertir en un excelente coaching para que recuperes tu motivación y sentido en la vida.

La terapia en sí es una actividad que puedes incluir en tu horario realista, no sólo como una actividad más dentro de tu estado de aburrimiento, sino como el sentido mismo para salir del mismo, encontrar la llave que abre la puerta a la liberación del incómodo y disfuncional aburrimiento.


Ansiedad y Depresión al mismo tiempo

Ansiedad y Depresión al mismo tiempo

Muchas personas han podido experimentar los síntomas de la ansiedad en ingentes oportunidades. Conocemos que la ansiedad es una emoción que en principio no es mala o patológica, como el resto de emociones cumple o tiene su función, pero cuando esta emoción adquiere grandes dimensiones e intensidad, deja de ser funcional y adaptativa. Adicional a este punto, debemos conocer que muchas veces la etiología o inicio de una depresión viene dada por la ansiedad, convirtiéndose en dos caras de una misma moneda. Tanto la ansiedad como la depresión son dos emociones que nos permiten responder ante situaciones internas y externas, por ejemplo, cuando atendemos ante una situación o fenómeno que entendemos como amenazante, se va a activar nuestro sistema de alerta (ansiedad), pero si entendemos que lo que ha sucedido corresponde a una pérdida o fallo por nuestra parte, se activará el sistema de conservación de energía (depresión).

En un 70% de casos en los que las personas muestran o sufren depresión, refieren ansiedad en diversos grados y tipos. Estas no siempre se presentan de forma clara o simplemente ambos trastornos se presentan unidos. Incluso podemos padecer de un síndrome ansioso depresivo, que es un trastorno que se caracteriza porque los síntomas de ansiedad y depresión aparecen prácticamente a partes iguales. Ninguno predominando, no justificándose un diagnóstico por separado ni para la depresión ni para la ansiedad.

Coincidencias entre la Ansiedad y la Depresión

1. DOLOR EMOCIONAL, en ambos trastornos están presentes la irritabilidad, el bajo estado de ánimo, la sensación de culpabilidad, malestar emocional.

2. BAJA AUTOESTIMA, tanto en ansiedad como en depresión se ve trastocada la autoestima del sujeto, esto genera un estado de malestar e indefensión al no verse capaz de enfrentarse a la vida y sus dificultades.

Diferencias entre la Ansiedad y la Depresión

1. LA ANHEDONIA, que se conoce como ese fuerte sentimiento de desgano, en el que la persona no puede disfrutar o se siente incapacitada para sentir placer, incluso por aquello que en el pasado le resultaba placentero. Esta es más propia o se encuentra presente en la depresión y no aparece en personas con ansiedad pura.

2. LA HIPERACTIVACIÓN, es más propia de la ansiedad, esto ocurre dado que las personas que padecen ansiedad suelen hacer anticipaciones o tener pensamientos anticipatorios, en cambio en la depresión las personas suelen tener un nivel bajo de energía no estando presente la hiperactivación.

Síntomas del Trastorno Ansioso Depresivo

Síntomas generales:

Estado de ánimo bajo.

Pérdida de interés o capacidad de disfrutar.

Ansiedad o preocupaciones predominantes.

Síntomas asociados:

Trastornos del sueño.

Temblores.

Astenia y pérdida de energía.

Palpitaciones.

Falta de concentración.

Mareos.

Trastornos del apetito.

Sequedad de boca.

Ideas o actos suicidas.

Tensión e intranquilidad.

Pérdida de la libido.

Cómo se trata el Trastorno Ansioso Depresivo

El tratamiento del síndrome ansioso depresivo es complejo porque deben aplicarse estrategias propias de cada uno de los trastornos. pero como el resto de problemáticas existen técnicas específicas que solas o combinadas nos ayudan a superar el malestar hasta su remisión total.

Destacaremos algunas de las principales formas de tratar el Trastorno Ansioso Depresivo:

  • La terapia cognitivo conductual combinada con fármacos da buenos resultados. En concreto, la administración de ISRS (inhibidores de la recaptación de serotonina) ha demostrado ser útil para controlar los síntomas tanto depresivos como ansiosos.
  • La psicoeducación es muy importante, tanto en este trastorno como en otros mentales. Explicar a los pacientes qué les ocurre ayuda a comprender la enfermedad, lo que influye de forma positiva en su recuperación. Entender lo que nos pasa reduce significativamente el malestar y se hace indispensable en las primeras etapas del tratamiento, incluso en etapas avanzadas se hace necesario o relevante hacer repaso de las técnicas aprendidas y de la propia patología.
  • Las técnicas de relajación o los entrenamientos de la respiración ayudan a controlar la sintomatología.
  • La reestructuración cognitiva para cambiar esos patrones de pensamiento que te abocan a la ansiedad o a la depresión también resultan muy útiles. Entrenarnos en esta estrategia es indispensable e incluso útil para cualquier situación de nuestra vida.

En Mejor sin Ansiedad somos especialistas en Ansiedad y toda problemática derivada o que curse al mismo tiempo, como es el caso de la depresión, tal como hemos explicado en este artículo. Te animamos para que juntos diseñemos tu plan de tratamiento a medida.


¿Qué podemos hacer ante un ataque de pánico?

¿Qué podemos hacer ante un ataque de pánico?

Lo primero que debemos hacer es conceptualizar lo que es un ataque de pánico para poderlo diferenciar de otras experiencias que podrían ser similares al menos en sintomatología física. Por tanto, un ataque de pánico se conoce como un episodio repentino de miedo intenso que provoca una serie de reacciones fisiológicas como: 

  • fuertes palpitaciones, 
  • sudoración, 
  • dificultades para respirar, 
  • dolor en el pecho, 
  • desrealización, 
  • miedo a morir, 
  • mareo, 
  • miedo a perder el control. 

Todo esto ocurre en ausencia de un peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico son aterradores para quien los padece, suelen aparecer de una forma inesperada, con una duración que oscila entre 10 y 30 minutos, ante estas situaciones la persona desea huir, escapar y siente gran desesperación.

Si bien es cierto que casi todos estamos familiarizados con los síntomas descritos , o de alguna u otra forma hemos vivenciado algunos o todos los síntomas fisiológicos que se producen en un ataque de pánico, seguro lo hemos hecho de forma aislada, lo que significa y diferenciaría el fenómeno del propio ataque de pánico, es decir, podríamos estar ante un episodio de miedo pero no tan intenso y paralizante como el que se produce ante un ataque de pánico.

¿Qué podemos hacer ante tan desagradable experiencia?

  1. Es importante que reconozcamos que se trata de un ataque de pánico, que has estado expuesto ante una situación o varias que te han activado en exceso y como consecuencia haya derivado en ello. Por tanto, el conocimiento inicial del fenómeno es el primer paso.
  2. Lo segundo que podemos hacer de forma inmediata es realizar una respiración profunda, en la que inhalas contando hasta tres, luego retienes el aire en tus pulmones durante unos segundos y haces una exhalación en tres segundos. Esto se repite varias veces, es importante hacerlo lento para no provocar una hiperventilación. Oxigenar nuestro cuerpo produce una sensación de calma.
  3. Puedes caminar un poco a fin de facilitar el flujo sanguíneo por todo tu cuerpo, además de servir de actividad distractora.
  4. Es primordial que no discutas con tus pensamientos negativos que invaden en ese momento tu consciencia, eso representaría no sólo una fuente activadora de tu estado alterado sino también un mantenedor del problema, se entiende que no es una tarea fácil, pero con la práctica se consigue.
  5. Podemos utilizar técnicas de visualización , en las que atendemos sostenidamente a un estímulo, intenta atender a este mismo y descríbelo en tu mente. Con ello lo que buscamos es cambiar tu foco de atención, centrarte en otro estímulo que no sean por ejemplo tus sensaciones interoceptivas (palpitaciones, dificultad respiratoria, etc ).
  6. Puedes llamar a un familiar y amigo y pedirle que te hable de cualquier tema, pídele que utilice un tono calmado, esto puede ayudarte a sugestionar tu estado, al mismo tiempo sirve de distractor.
  7. En estos casos puedes acceder a estímulos que por lo general ayudan a regular los estados del ánimo, por ejemplo ,escuchar música (siempre que esté al alcance en ese momento).
  8. Busca un sitio tranquilo en el que puedas abstraerse y ejercitar los anteriores puntos, encuentra cómo ponerte cómodo(a).

Recomendaciones generales que pueden ayudar

Es importante destacar que el Trastorno de Pánico tiene solución por medio de la psicoterapia, con la ayuda profesional conseguirás reestructurar tus pensamientos, conocer la génesis de tu problema, regular tus emociones y tener medidas de afrontamiento ante las situaciones o eventos en los que se produzca este miedo irrefrenable temporal.

De igual forma facilitamos algunas recomendaciones generales que pueden ayudarte a reducir tus nivele de activación, facilitando los estados de calma, entre ellos:

  1. Evita consumir bebidas que contengan cafeína, azúcares, alcohol, todas ellas se comportan como una fuente activadora.
  2. No consumas drogas recreativas, además de estar prohibidas y ser perjudiciales para la salud, precipitan a estados alterados no sólo del estado del ánimo sino de la percepción, podrían llevarte a un episodio de pánico.
  3. Realiza con regularidad actividades físicas.
  4. Duerme bien, descansa entre 7 u 8 horas diarias todos los días.
  5. Realiza actividades distractoras y agradables con frecuencia.
  6. Practica técnicas relajantes con regularidad, tanto físicas como el yoga o ejercicios de relajación muscular, como los ejercicios de respiración.

Conclusión

La buena noticia: los ataques de pánico son muy tratables. Se ha demostrado que la terapia cognitivo conductual es altamente eficaz para quienes sufren ataques frecuentes. Por ello, desde Mejor Sin Ansiedad te animamos a que te pongas en tratamiento y consigamos juntos acabar con tan molesto problema y consecuentes síntomas.


¿Qué es la hipocondría o la ansiedad por enfermedad?

¿Qué es la hipocondría o la ansiedad por enfermedad?

La ansiedad ante la enfermedad (antes conocida como hipocondría) es una preocupación por tener o contraer un trastorno grave a pesar de no tener síntomas o tener sólo síntomas benignos.

Las personas que padecen ansiedad ante la enfermedad adoptan conductas dirigidas a reducir el miedo/ansiedad de enfermar o a obtener la certeza de que están sanas. Esta preocupación se apodera gradualmente de la vida de la persona e interfiere gravemente en su funcionamiento diario.

A veces, leer online los síntomas de una enfermedad (conocido vulgarmente como Doctor Google) es el peor de los escenarios. Como resultado, cuando experimentamos la combinación de estos síntomas, nos tememos lo peor. O escuchamos una historia sobre cómo alguien murió repentinamente tras experimentar los mismos síntomas que nosotros. Es entonces cuando aparece la ansiedad.

Ninguna tranquilización médica o resultado negativo de las pruebas alivia su ansiedad. A veces, los afectados se preocupan aún más tras ser tranquilizados por un médico, ya que contemplan la posibilidad de que éste no les tome en serio, no tenga suficientes conocimientos o confunda los resultados de las pruebas médicas.

Hay dos tipos de ansiedad ante la enfermedad: de búsqueda de atención y de evitación de atención. Las personas suelen presentar una mezcla de los dos tipos, cambiando entre la búsqueda excesiva de atención e información médicas en determinados momentos y su evitación en otros.

El miedo de una persona que padece ansiedad ante la enfermedad puede oscilar entre el miedo a contraer una enfermedad y el miedo a tener una enfermedad real.

En el caso de la ansiedad ante la enfermedad, los pensamientos intrusivos y no deseados sobre tener una enfermedad son las obsesiones, mientras que las conductas dirigidas a reducir la ansiedad son las compulsiones. Como ocurre con el TOC, cuanto más se comprueba, peor se siente la persona; cuanto más se busca tranquilidad, menos tranquila se siente.

Cómo afecta a las personas la ansiedad por la salud

El miedo a la enfermedad

El miedo a la enfermedad determina la vida de los afectados. Para protegerse de posibles enfermedades, se toman constantemente el pulso, se miden la tensión arterial y examinan el aspecto de las distintas partes del cuerpo. Se pasa de un control leve a un control obsesivo. Puede que empieces a comprar aparatos que calculan tu frecuencia cardiaca, a utilizar tiras de orina y más cosas, incluso cuando no ha habido un diagnóstico oficial de que algo vaya mal.

Hasta un ligero dolor de cabeza provoca incertidumbre, y sospechan que puede haber algo malo detrás. La investigación en Internet suele confirmar estos pensamientos negativos. Es difícil convencer de lo contrario a los afectados de ansiedad por la salud, incluso después de que un médico les diga que están físicamente bien y sanos.

Por lo tanto, si sigues pensando que tienes problemas de salud y que no gozas de la mejor salud, puedes ponerte de mal humor. Es más, es posible que siempre tengas la sensación de estar sufriendo alguna molestia importante y que no te recuperes de un problema que, en primer lugar, ni siquiera existe.

Mayor conciencia corporal

Las personas que padecen ansiedad por la salud siempre vigilan de cerca su cuerpo y notan cuando algo cambia. También perciben los acontecimientos normales y completamente naturales como anormales. Esta percepción distorsionada supone una fuerte carga psicológica.

Por lo general, estas personas prestan especial atención a una sola parte del cuerpo u órgano. La observan muy de cerca e imaginan que cambia una y otra vez. Normalmente, no suelen aceptar opiniones médicas que demuestren lo contrario.

Por ejemplo, una persona puede obsesionarse con reducir su frecuencia cardiaca mientras lleva un aparato de fitness en la muñeca. Sin embargo, si eres mujer, tu frecuencia cardiaca disminuye alrededor de la ovulación y vuelve a aumentar drásticamente en la época de la regla. Sin saber que esto ocurre todos los meses, podrías pensar que hay un problema cuando se trata de un acontecimiento cíclico regular.

Visitas frecuentes al médico

Hay afectados de ansiedad por la salud que evitan ir al médico para no contagiar a otros enfermos. Pero también hay afectados que se comportan de forma opuesta. Visitan al médico con demasiada frecuencia. No es raro que cambien continuamente de médico siempre que el diagnóstico sea que están sanos y bien. Este cambio de médico se debe a la falta de confianza en el diagnóstico del médico.

Estas personas prefieren confiar en su percepción y quieren que se la confirme un médico. Si no es así, buscan otro médico y esperan que allí se lo confirmen. Al final, te gastas tiempo e incluso dinero en pruebas médicas que demuestran sistemáticamente que no tienes ninguna enfermedad y que estás sano.

Obsesionado con las pruebas médicas y sus resultados

Los que padecen ansiedad sanitaria suelen estar obsesionados con la realización de pruebas médicas para detectar una o varias enfermedades y problemas de salud. Las personas con ansiedad por la salud quieren obtener toda la información posible de todas sus fuentes para confirmar si son exactas o no. Las personas suelen someterse a pruebas médicas, desde las más sencillas, como la tensión arterial, hasta las más complejas, como una resonancia magnética.

También es probable que las personas con ansiedad por la salud se hagan pruebas de ADN para determinar posibles enfermedades que podrían desarrollar con el tiempo, para ser proactivas respecto a su salud, aunque el potencial de la enfermedad no esté fundamentado en hechos concretos.

Estrés constante

Los que padecen ansiedad por la salud siempre muestran problemas de salud relacionados con el estrés, que suelen formar parte de su imaginación. Incluso cosas tan simples como una tos, una indigestión o un dolor de cabeza les producen un estrés extremo. Ni siquiera las garantías de los médicos y los informes médicos alivian el estrés.

Descubre las causas de tu ansiedad por la salud

Para superar tu ansiedad por la salud, primero tienes que saber cómo se produce. Muchas personas afectadas por la ansiedad sanitaria no pueden entender por sí mismas su miedo. Desde el punto de vista médico, no existe una explicación clara. Por lo tanto, debes pensar en tu pasado. En muchos casos, las causas tienen sus raíces allí. Si tuviste experiencias de enfermedad y muerte traumática en tu infancia, eres más propenso a la ansiedad por la salud que otras personas. Si te resulta difícil investigar la causa por ti mismo, puedes pedir consejo a un médico o terapeuta.

Busca consejo profesional

Pide cita con un terapeuta. En una conversación personal, informarás de tus síntomas y recibirás asesoramiento profesional. Seguro que un terapeuta te ofrecerá algunas opciones terapéuticas que te ayudarán a aprender a superar tus miedos sanitarios. Tu médico también te dará un asesoramiento completo sobre todos los síntomas y consejos para mejorar tu salud y bienestar.

Terapia para la ansiedad sanitaria

Un psicoterapeuta te ayudará a superar tu miedo. Se ocupa de ti de forma individual y atiende tus necesidades personales. En el caso de la ansiedad por la salud, se recomienda la terapia conductual, que se centra en tratar el comportamiento estresante. Junto con el terapeuta, acabarás con los hábitos perjudiciales. También aprenderás a manejar las expectativas y a rebajar las exigencias sobre ti mismo.

La terapia de exposición es otra forma de superar tu ansiedad y tus miedos sanitarios. Lo mejor es pedir consejo a un psicoterapeuta. En esta forma de terapia, te enfrentas a tus miedos y tomas conciencia de los desencadenantes de la salud. Ten confianza y asegúrate de que puedes superar tus miedos. Al principio no es tan fácil, porque enfrentarte a ello te asustará. Por lo tanto, es importante que sepas exactamente cuál es la mejor forma de actuar.

En la terapia de exposición, aprendes a hacerte consciente de que la situación es inofensiva en sí misma y de que el peligro es tu imaginación y tus pensamientos. Respira profundamente, inspirando y espirando, hasta que te hayas calmado. No resuelvas la situación antes, o tu miedo empeorará y tendrás otra experiencia traumática. El asesoramiento profesional es crucial.

Conclusión

Todo en exceso no es bueno, aunque la intención sea buena, a saber, mantener una buena salud. La hipocondría puede reducir la calidad de vida de una persona, sobre todo cuando la gravedad es elevada y la deja incapaz de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad que cree que padece. La ansiedad por la salud da miedo.

Si sientes que tu mente está ensombrecida por una enfermedad grave que te asusta, esto podría ser un síntoma temprano de hipocondría o ansiedad por la salud. Cuando estos sentimientos interfieran en tu vida o en tu trabajo, no dudes en acudir a un psicoterapeuta para que te hagan pruebas y te traten con seguridad.


¿Cómo tratar la ansiedad en terapia?

¿Cómo tratar la ansiedad en terapia?

En la actualidad existe un incremento importante de casos de ansiedad. En el mundo se registran más de 264 millones de personas que la padecen.

Es alarmante cómo incluso este trastorno tiene inicio cada vez con más frecuencia a edades muy tempranas, encontrando no solo adolescentes sino a niños/as con sintomatología ansiosa:

  • Debido a las altas demandas del entorno social, académicas y generacionales
  • Por tener pocos o deficientes medidas de afrontamiento y gestión emocional, organización del tiempo, solución de problemas<
  • entre otras cosas.

Es importe resaltar un par de aspectos. El primero, que la ansiedad es una consecuencia y por ello es importante evaluar y conocer las causas que la producen. La segunda, que las personas cada vez se muestran más abiertas a pedir ayuda, no dejando transcurrir mucho tiempo, evitando la cronificación del problema, normalizando la visita al psicólogo. Además, hoy día contamos con las facilidades que nos ofrece la terapia online, siendo esta no sólo de eficacia comprobada sino también la mejor aliada para los casos en la que las agendas saturan el día a día y complican los traslados hacia las consultas presenciales.

Obtén un diagnóstico correcto de la Ansiedad

Los psicólogos atienden este frecuente problema en terapia en primer lugar entendiendo el caso del paciente desde un punto de vista individual, evaluando al paciente por medio de entrevistas estructuradas, semi estructuradas, en ocasiones haciendo uso de cuestionarios o test psicológicos que servirán al facultativo para comprobar sus hipótesis explicativas sobre el caso y establecer un diagnóstico concreto.

Una vez se tenga el diagnóstico, el psicólogo presentará al paciente un plan de tratamiento en el que se aborde la problemática desde varias perspectivas, a nivel emocional, cognitiva y conductual.

La Terapia Cognitivo Conductual

La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) es la que se ha mostrado más eficaz para tratar la ansiedad, debido a que esta misma contiene una serie de técnicas que han sido validadas empíricamente.

Esta corriente psicológica trabaja no sólo en la modificación de la conducta del sujeto sino también en la modificación de esquemas mentales, interviene en las formas en las que se interpreta la realidad, entrena al paciente a pensar de una forma más adaptativa y probabilística, enseña a detectar los pensamientos y reestructurar aquellos que no solo nos hacen daño emocional sino que se caracterizan por ser erróneos.

Por otro lado y según sea el caso en particular, es posible que se combine un tratamiento farmacológico con la psicoterapia, es importante resaltar que la farmacología en ningún caso resolverá el problema del paciente, sino que lo ayudará a tener una mejor disposición o base para el desarrollo de las técnicas aprendidas en terapia y consiguiente puesta en marcha de las mismas.

¿Qué se trabaja en terapia psicológica para reducir la ansiedad y por medio de qué técnicas se consigue?

Formas de pensar

En terapia el paciente aprende a pensar de una forma realista y objetiva ya que los pensamientos están directamente relacionados con los estados emocionales (entre ellos la ansiedad) y las conductas.

El psicólogo trabajará este objetivo por medio de la técnica llamada “Reestructuración Cognitiva”. En la aplicación de esta técnica el profesional enseña al paciente a detectar los pensamientos erróneos, negativos e intrusivos que generan el fuerte malestar al sujeto. El paciente analiza y comprueba la veracidad de estos pensamientos y se establecen modificaciones a ellos. Se enseña al paciente a contemplar e incluir otros pensamientos alternativos, alejando al sujeto de un estilo de pensamiento dicotómico, polarizado. De esta forma no sólo se consigue aprender a pensar de una forma más adaptativa sino también se obtienen beneficios a nivel emocional y conductual consecuentes de estas modificaciones cognitivas.

Aprender a reducir la tensión y a respirar

El terapeuta puede enseñar al paciente y entrenar con él la respiración profunda, haciendo uso de la técnica “Respiración Diafragmática” consiste en aprender un tipo de respiración relajante en el que usa el diafragma. El diafragma es el músculo que se encuentra debajo de las costillas y arriba del estómago. Con este tipo de respiración, el diafragma ocasiona que el estómago, en vez del pecho, suba y baje. Por medio de la respiración diafragmática se consigue hacer una respiración profunda, un llenado total de los pulmones (en las zonas altas, medias y bajas), al conseguir una mayor cantidad de oxígeno en los pulmones obtendremos mayor oxígeno en sangre, la sangre oxigenada recorre todo nuestro cuerpo, produciendo una sensación de relajación.

Aprender a afrontar las emociones

En terapia aprendemos a afrontar las emociones y la vida en general. El psicólogo enseña al paciente por medio de la técnica “Regulación Emocional” a tener un amplio conocimiento de las emociones neutras, ambivalentes, placenteras y displacenteras. Se aprende a identificarlas, etiquetarlas (ponerles nombres) y a partir de ahí establecer acciones concretas para cada emoción que permitan regularlas, evitando que estás mismas se muestren de forma impropias o desbordadas.

Por otra parte, el terapeuta podría trabajar con el paciente medidas de afrontamiento activo hacia un objeto, situación o persona (que produzca ansiedad) por medio de la técnica “Exposición” en la que se elabora un programa pormenorizado, compuesto por situaciones graduales a las que el sujeto bajo supervisión se irá exponiendo, comprobando que la ansiedad desaparece o se extingue ante la situación o aquello que inicialmente nos producía fuerte malestar.

En términos generales podríamos decir que en terapia se atiende la ansiedad desde la parte mental emocional y física.