Ansiedad

La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente. Por ejemplo, huir ante un incendio, un animal que nos ataca, etc.

Ansiedad

Ansiedad

La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente. Por ejemplo, huir ante un incendio, un animal que nos ataca, etc.

¿Qué es la Ansiedad?

Sin embargo, cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere notablemente en las actividades sociales, laborales o intelectuales. Puede limitar la libertad de movimientos y acciones personales. En estos casos no estamos ante un simple problema de “nervios”, sino ante una alteración. También la palabra ansiedad se refiere a una búsqueda de algo, a veces no sabemos concretar ese algo. Esta búsqueda implica también miedo o falta de confianza, impaciencia…El no poder esperar causa ansiedad por el miedo a no conseguir (de nuevo) lo que queremos. La ansiedad produce situaciones de estrés que refuerzan aún más el miedo. La fuente de este estrés muchas veces no sabemos concretarla, de ahí que sentimos que “todo me estresa”, “siempre estoy preocupado”. Las sensaciones de ansiedad son tan incómodas que para evitarlas se suspenden muchas actividades diarias. También se pueden sufrir ataques tan intensos que provoquen quedar inmovilizado o aterrorizado.

Por tanto cuando nuestra activación general llega a hacernos sentir una ansiedad desbordada, podemos estar ante la llamada ansiedad patológica.

¿Qué es la Ansiedad Patológica?

Si las circunstancias de ansiedad se prolongan o sobrepasan en intensidad o frecuencia a la habitual, pueden surgir una serie de complicaciones que den lugar a la aparición de lo que se denomina ansiedad anormal o patológica. Este tipo de ansiedad es aquella que resulta excesiva o desproporcionada respecto al estímulo que la provoca, aparece de manera muy frecuente o duradera y produce limitaciones de diversa índole en la vida cotidiana de quien la padece, restringiendo sus posibilidades de adaptación al entorno.

La ansiedad patológica no solamente está presente en los trastornos de ansiedad, sino que se asocia frecuentemente con la depresión y con distintas patologías, como la cefalea, el asma… También la ansiedad patológica está relacionada con trastornos alimentarios, las disfunciones sexuales, etc.

La ansiedad patológica puede manifestarse en alguna de estas formas más habituales:

  • Como crisis o ataque, en forma abrupta y esporádica (Crisis y Trastorno de Pánico, Agorafobia)
  • En forma persistente, fluctuante y continua (Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastornos Obsesivos con o sin Compulsiones, Fobias Sociales o Fobias Específicas)
  • Como consecuencia de sucesos vitales estresantes (Trastornos de Adaptación y de Estrés Postraumático, que surgen cuando un suceso extraordinario altera la vida de un individuo)

Síntomas de Ansiedad

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas y pueden clasificarse en los siguientes grupos:

Físicos

Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación es muy alta pueden aparecer alteraciones de sueño, la alimentación y la respuesta sexual.

Psicológicos

Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones… En los casos más extremos, temor a la muerte, a la locura o el suicidio.

De Conducta

Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto o en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos, tensión en las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.

Intelectuales o cognitivos

Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e inoportunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobretodo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.

Sociales

Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos en la misma identidad en todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas. Algunos de ellos sólo se manifiestan de manera significativa en alteraciones o trastornos de ansiedad. En casos de ansiedad normal se experimentan pocos síntomas, normalmente de poca intensidad, poca duración y son poco incapacitantes.

La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no puede ni deben eliminarse, dado que se trata de un mecanismo funcional y adaptativo. Se trata de saber convivir con la ansiedad, sin perder operatividad.
Sin embargo, en algunas personas que han sufrido trastornos por ansiedad, sobretodo si han sido muy severos o incapacitantes, están tan sensibilizados que tienen después dificultades para tolerar la ansiedad normal, e incluso distinguirla de la patológica.