Muchas veces las relaciones amorosas o de pareja atraviesan momentos de crisis que podrían llevar a la misma a la separación o a sumergirse en una línea infinita de discusiones, peleas y profundo malestar para las partes. En consulta, los especialistas nos encontramos con el hecho de que los pacientes traen de base una serie de creencias sobre la pareja y sobre cómo debe comportarse cada integrante en dicha relación. En este artículo compartimos algunos mitos frecuentes y sus contraargumentos, es probable que muchos te hagan reflexionar e inviten a medir la salud de tu relación.
Solo en los matrimonios con problemas ocurren infidelidades
Las infidelidades tienen mucho más que ver con la curiosidad, la falta de afectividad, las ganas de demostrarse a uno mismo, que sigue siendo atractiva o que se presente la oportunidad que con que en la pareja haya problemas reales y visibles en la pareja.
El sexo fuera de la relación de pareja suele ser una de las principales causas de divorcio, pero en realidad no siempre significa el fin de la relación.
Comunicación sin reservas
La sinceridad total no suele ser positiva para ninguna relación. Ser honestos y sinceros es una buena cualidad, pero también hemos de tener en cuenta que no siempre podremos decirle todo lo que se nos pasa por la cabeza a nuestra pareja. Las mentiras piadosas y tener nuestro propio espacio que no compartimos con la pareja serán aspectos que podrán estar de nuestro lado a la hora de tener una relación no hiriente. Obviamente, no se trata de mentir en todo, sino de tener claro que hay comentarios que pueden afectar negativamente a la relación.
Siempre hay que pelear contra todo para salvar el matrimonio
Estar en un constante esfuerzo no suele ser positivo para ninguna relación ni actividad. Tarde o temprano, el exceso de arduo trabajo acaba provocando secuelas: cansancio, fatiga, agotamiento, apatía, mal humor…
Si nada de lo que hace la otra persona nos gusta o no nos interesa por mucho que intentemos lo contrario, no conseguiremos que la situación cambie.
El amor hace un buen matrimonio
Está claro que cuando una pareja comienza su relación está en plena fase de enamoramiento, sin embargo, a medida que pasa el tiempo, además de amor, también se establecen pautas de practicidad y hábitos que conforman la cotidianidad del día a día. Una buena relación de pareja se basa en conductas tales como: el respeto, la reciprocidad, el consenso de valores, compartir las actividades de ocio, etc. no solo en el afecto y el amor.
Es tu obligación hacer feliz a tu pareja
La felicidad de uno mismo está basada en nuestras actividades, aunque no siempre la misma actividad nos aportará la misma felicidad, ya que intervienen diversos factores. Para ser felices hemos de ser responsables de nuestros sentimientos y de la búsqueda de actividades y situaciones que nos hagan sentir de esta forma. Nuestra pareja, como persona externa a nosotros, nunca podrá ser responsable de nuestra felicidad, aunque sí participar de ella.
La confianza ciega es básica para una pareja
Confiar en la pareja es básico para que haya una relación fluida y duradera. De todas formas, el amor nunca puede hacernos perder de vista la realidad. Hemos de ser conscientes de la persona con la que estamos, de sus motivaciones y de su comportamiento y no dejarnos llevar por cómo nos gustaría que fueran las cosas, sino por cómo son realmente.
Marido y mujer deben ser los mejores amigos
Las relaciones de pareja no son iguales que las relaciones amistosas. Lo que nos une a cada tipo de persona es diferente y el nivel de intimidad que se establece también es distinto.
Esto queda claro si pensamos en las conversaciones que podríamos tener con un amigo o amiga una noche de copas. Probablemente, lo que habléis entre amigos no será lo mismo que comentarías si tu pareja estuviera delante.
Las parejas deben hacer todo junto
Este mito viene de otro que es la presuposición de que una pareja tiene que ser un solo ente que va junto a todas partes. Lo más importante para mantener una relación sana es respetar la individualidad de cada uno de los miembros.
No se trata de pedir permiso para hacer algo, sino de tener claro que cada uno es una persona con gustos y aficiones diferentes y que es necesario para el desarrollo individual contar con tiempo para nosotros mismos. Asimismo, se ha de tener en cuenta como nuestras acciones y actividades afectan a la pareja. Se trata de decidir individualmente pero pensar en conjunto.
Las aspiraciones laborales de uno están por encima del otro
Cada pareja es libre de hacer una valoración sobre qué prioridad se le asigna a cada una de sus “obligaciones” como miembro de la pareja. Las imposiciones nunca funcionan para crear una pareja equilibrada y feliz, por lo que si hay discrepancias se tendrá que negociar qué parte de tiempo dedica cada uno al trabajo, a la familia, a la pareja y a la casa.
Un matrimonio infeliz es mejor que uno roto
Normalmente, esta afirmación viene ligada al tema de los hijos. Es posible que romper un matrimonio sin intentar arreglarlo primera sea un error, pero también lo es intentar vivir en un matrimonio de tensión, peleas e infelicidad constante. Los niños deben vivir en un hogar equilibrado, emocionalmente sano, feliz y relajado. Si sus progenitores no son felices, difícilmente podrán proporcionar ese sentimiento al resto de los miembros de la familia.
Mi pareja debe saber cómo pienso y siento
Este mito está asociado a la creencia de que una pareja no está formada por dos personas, sino por un solo ente en perfecta sincronía. La realidad es que cada uno es diferente, y aunque encajemos muy bien como pareja, cada uno se ha criado en ambientes distintos, tiene formas de pensar diferentes (aunque puedan ser parecidas) y tiene prioridades distintas. Si deseamos que nuestra pareja haga algo, lo más fácil es que se lo expresemos en voz alta. Eso nos ayudará a que no haya malos entendidos y a que nuestras necesidades se vean bien atendidas, en vez de dejarlas al azar de una buena telepatía.
La pareja debería ser una sociedad al 50%
Que los dos miembros de la pareja tengan las tareas, responsabilidades y obligaciones al 50% parece la situación ideal. La realidad es que pocas veces el 50% es una partición justa. Por lo general, cada uno tiene un horario distinto, con un tipo de trabajo distinto. Hay quien pasa mucho tiempo fuera de casa, quien tiene que hacer muchas horas extra, quien hace trabajos nocturnos, o físicos, mientras que otros tienen media jornada, intensiva, trabajo de oficina, etc. Lo mejor en estos casos es no agobiarse por intentar llegar a todo, ver qué equilibrio se puede establecer respecto al hogar y hablar sobre lo que puede y es capaz de aportar cada uno según las horas que esté en casa.
Tener hijos ayuda a que la pareja esté más unida
Los hijos son una fuente de alegrías y satisfacción, sin embargo, tanto el periodo de embarazo y preparación para la llegada del nuevo miembro de la familia, como la crianza del mismo supone una constante toma de decisiones que puede llevar al desencuentro y al choque entre parejas que están deterioradas. El aumento de responsabilidades, la falta de tiempo para uno mismo, puede hacer mella en nuestra paciencia y fracturar más la relación de pareja. Un hijo nunca puede utilizarse para unir una relación que se está rompiendo.
Con las parejas puedes descargarte emocionalmente
En ocasiones cometemos el error de descargar nuestras frustraciones diarias en casa y muchas veces con la pareja, alegando que solo con ella pueden ser ellos mismos o que si no pueden desahogarse con esa persona con quien lo van a poder hacer. Lo cierto es que ninguna pareja merece que no se le trate bien o ser el receptor de todas nuestras quejas. La pareja es un apoyo (entre otras cosas) y es normal que esté para nosotros cuando lo necesitemos, pero no podemos desahogarnos siempre con ella, ni esperar que esté al 100% para todo lo malo que nos pase.
Vivir en pareja es la meta de cualquier persona
Este mito viene vinculado a que el estado ideal de cualquier persona es en pareja, y que una de las metas de la vida y que nos hará feliz es encontrar a nuestra pareja ideal y convivir con ella. Encontrar a esa persona con la que nos sentimos a gusto y con la que queremos compartir muchos aspectos de nuestra vida es bueno, pero nunca hemos de vivir una relación como algo necesario para nuestra felicidad total, sino cómo un aporte a nuestra vida, algo que la enriquezca, pero no algo en lo que se base.
En Mejor Sin Ansiedad te invitamos a que acudas a terapia si percibes que tú o tu pareja se afilian a alguno de estos mitos o creencias y sientas que la relación está en peligro de acabar en ruptura.