¿Cuál es la mejor terapia para la depresión y ansiedad?
¿Te preocupas tanto que interfiere en tus actividades cotidianas? ¿O te sientes tan triste que nubla completamente tu perspectiva? ¿Experimentas a menudo estos o similares sentimientos juntos? No eres el único.
La incidencia de desarrollar una depresión además de un trastorno de ansiedad, o viceversa, es alta. Muchas personas con una depresión mayor sufren también ansiedad grave y persistente.
¿Cuál es la relación?
La depresión y la ansiedad pueden parecer bastante distintas, en su mayor parte. El principal síntoma de la depresión suele ser un estado de ánimo persistente, triste o desesperanzado, mientras que la ansiedad implica principalmente sentimientos abrumadores de preocupación, nerviosismo y miedo.
Pero estos trastornos comparten varios signos clave. La ansiedad, por ejemplo, suele implicar irritabilidad, y algunas personas con depresión pueden sentirse más irritables que tristes.
Dado que estos trastornos pueden manifestarse de forma diferente de una persona a otra, es posible que no siempre sepas exactamente qué significan tus síntomas.
También es posible tener depresión y ansiedad al mismo tiempo: Una encuesta mundial de 2015 descubrió que el 41,6% de las personas declararon tener tanto una depresión mayor como un trastorno de ansiedad durante el mismo periodo de 12 meses.
¿Una cosa importante que tienen en común la depresión y la ansiedad? Ambas pueden mejorar con el apoyo de un profesional de la salud mental.
A continuación, desglosaremos los principales síntomas y signos de cada enfermedad, además de ofrecer algunas estrategias para afrontarlas y consejos para encontrar apoyo.
Síntomas superpuestos
Aunque es importante recordar que no todas las personas que padecen depresión, ansiedad o ambas afecciones experimentan el mismo conjunto de síntomas, ambas afecciones suelen presentar varios de los mismos síntomas.
Los síntomas que puedes experimentar con cualquiera de las dos afecciones son:
- cambios en los patrones de sueño
- cambios en el nivel de energía
- aumento de la irritabilidad
- problemas de concentración, enfoque y memoria
- dolores y molestias estomacales que no tienen una causa clara
La rumiación también puede darse en ambos casos. En términos básicos, la rumiación se refiere a un bucle persistente de pensamientos oscuros, tristes u otros negativos. Puede que no quieras estos pensamientos, pero parece que no puedes dejar de pensar en ellos.
Obtener un diagnóstico
Si no te sientes del todo bien, un buen paso es acudir a un profesional de la salud mental o a otro médico que trate la ansiedad y la depresión.
Tu médico habitual, si lo tienes, puede ofrecerte una derivación a un terapeuta. Dependiendo de tus síntomas, también pueden recomendar análisis de sangre, orina y otros análisis de laboratorio para ayudar a descartar problemas médicos subyacentes. Algunas enfermedades, como las de la tiroides, pueden provocar depresión y otros cambios de humor.
Ninguna prueba por sí sola puede diagnosticar la depresión o la ansiedad. En su lugar, el terapeuta suele empezar haciendo preguntas sobre tus síntomas, incluyendo el tiempo que los has tenido y cómo afectan a tu vida diaria, para obtener más información sobre lo que estás experimentando.
Ten en cuenta que una descripción abierta y honesta de tu estado de ánimo puede ayudarles a comprender mejor cómo te sientes, lo que puede conducirles al diagnóstico correcto.
Un buen terapeuta no te juzgará ni te dirá que no deberías sentirte de determinada manera. Te escuchará con atención y te ofrecerá apoyo para identificar y tratar tus síntomas.
Según los criterios del «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, el diagnóstico requiere:
- Para la depresión: Experimentas siempre la abulia (estado deprimido que en niños puede manifestarse como irritabilidad) o la anedhonia y 5 o más síntomas de los 9 que componen la depresión, al menos durante 2 semanas.
- Para la ansiedad: Experimentas una preocupación excesiva e incontrolable, junto con 3 síntomas adicionales de ansiedad la mayoría de los días, durante al menos 6 meses.
Si cumples los criterios de ambos trastornos, un profesional de la salud mental suele diagnosticar ambos.
¿Pueden tratarse juntos la ansiedad y la depresión?
Sí. Nadie tiene por qué sufrir un trastorno de ansiedad o una depresión, y desde luego no ambos. Las personas que padecen un trastorno de ansiedad deben hablar con un terapeuta u otro profesional sanitario sobre sus síntomas y comenzar el tratamiento lo antes posible.
El tratamiento de la depresión y la ansiedad concurrentes puede ser a veces más complicado que el tratamiento de un solo trastorno. Incluso cuando recibes tratamiento para una de las afecciones, algunos síntomas pueden persistir o parecer que se combinan con los otros.
Un profesional de la salud mental puede recomendar la combinación de enfoques de tratamiento, ya que lo que ayuda a aliviar los síntomas de la depresión no siempre alivia los síntomas de la ansiedad, y viceversa.
Las estrategias de tratamiento eficaces suelen consistir en una combinación de terapia de conversación (psicoterapia), ciertos cambios en el estilo de vida y a veces la necesidad de medicación.
Estos pueden incluir:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La TCC se centra en enseñar a las personas a desafiar sus pensamientos negativos para utilizar habilidades de afrontamiento y técnicas de relajación para reducir el estrés. La TCC no sólo es un tratamiento establecido para la ansiedad y la depresión, sino que también es la psicoterapia mejor estudiada para tratar el dolor, según Harvard Health.
Psicoterapia interpersonal (IPT)
La IPT se centra en la conexión entre la aparición de los síntomas y los problemas interpersonales actuales, como el duelo no resuelto, las disputas en las relaciones y el aislamiento o retraimiento social.
Técnicas de relajación
La meditación de atención plena -una forma de entrenar la mente para frenar los pensamientos acelerados, dejar de lado la negatividad y calmar tanto la mente como el cuerpo sentándose en silencio y concentrándose en la respiración- puede aliviar los síntomas tanto de la ansiedad como de la depresión y mejorar la calidad de vida, según una amplia revisión de la investigación publicada en marzo de 2014 en JAMA Internal Medicine.
Conclusión
La ansiedad y la depresión pueden resultar abrumadoras, sobre todo cuando vives con ambas afecciones, o no estás seguro de con qué afección estás tratando.
Pero no tienes que, y probablemente no deberías, gestionar esos síntomas tú solo. Conseguir apoyo para la angustia que dura más de unos días o que empieza a afectar a tu vida diaria puede ayudarte mucho a encontrar alivio.
En lo que respecta al tratamiento de la depresión y la ansiedad, tienes muchas opciones. No existe un tratamiento único que cure todos los casos. Cada persona es diferente y hay que hacer un plan de tratamiento personalizado sólo para ti. Un terapeuta siempre puede ofrecer más orientación para identificar los síntomas y los posibles desencadenantes, y explorar los enfoques más útiles del tratamiento.
¿Mi personalidad tiene relación con mis niveles de ansiedad?
¿Qué es la personalidad?
Lo primero que debemos conocer es que la personalidad es un conjunto de rasgos y cualidades que configuran y definen la conducta y forma de ser de una persona ante determinadas situaciones, al mismo tiempo que diferencia a un individuo de otro. Se ha intentado relacionar este constructo “personalidad” con la ansiedad.
Por otra parte, diversos autores han desarrollado modelos explicativos sobre la ansiedad-personalidad. Por ejemplo, Spielberger (1975), desarrolla la Teoría Ansiedad Estado-Rasgo, en la que distingue de manera conceptual y operativa cada uno de estos dos conceptos. La ansiedad-estado, según este autor, se entendería como un «estado emocional» inmediato, modificable en el tiempo, caracterizado por una combinación única de sentimientos de tensión, aprensión y nerviosismo, pensamientos molestos y preocupaciones, junto a cambios fisiológicos.
Por su parte, la ansiedad-rasgo hace referencia a las diferencias individuales de ansiedad relativamente estables, siendo éstas una disposición, tendencia o rasgo, incluso se habla de su heredabilidad. Contrariamente a la ansiedad estado, la ansiedad-rasgo no se manifiesta directamente en la conducta y debe ser inferida por la frecuencia con la que un individuo experimenta aumentos en su estado de ansiedad, un individuo con alta ansiedad-rasgo tenderá a ver el mundo como un lugar peligroso, a tener un estilo de pensamiento más negativo, hacer interpretaciones catastrofistas y a verse desbordados con la ansiedad que generan estos estilos cognitivos.
La Ansiedad y la Personalidad
La Ansiedad en estas dos modalidades (como Estado o como Rasgo) pueden ser medidas en consulta por medio de cuestionarios específicos.
Por tanto, si una persona puntúa alto en Ansiedad Rasgo, probablemente se caracterizará por ser una persona normalmente más nerviosa que el resto, independientemente del entorno o experiencia vital en la que se encuentre. Tenderá a percibir las situaciones más amenazantes con elevaciones en la intensidad de la Ansiedad-Estado, al mismo tiempo.
Los sujetos con baja o medias puntuaciones en la dimensión Ansiedad-Rasgo, tenderán a puntuar más alto en la dimensión Ansiedad-Estado, viviendo los episodios de ansiedad como estados más transitorios, caracterizados por sentimientos de tensión y aprehensión subjetiva conscientemente percibida, además del aumento en la actividad del sistema nervioso autónomo. Lo que nos indica entonces que podemos encontrar personas que se muestran de forma más frecuente y sostenida ansiosas y eso se debe a sus características más estables de personalidad.
La ansiedad puede ser vencida
Es importante tener en cuenta que aunque tengamos una personalidad con más tendencia a la preocupación, a interpretar el mundo y las situaciones de forma más catastrofista, negativas o peligrosas, podemos aprender y entrenar en terapia estilos de pensamiento más adaptativos, medidas de afrontamiento más eficientes, a regular nuestros estados emocionales (como la ansiedad) y a vivir de una forma más placentera.
«No siempre puedes controlar lo que ocurre en el exterior. Pero siempre puedes controlar lo que ocurre en tu interior» – Wayne Dyer
Por otro lado, existen características de personalidad que pueden ayudarnos a contrarrestar estos rasgos de personalidad ansiógenos como:
- Resiliencia – tu capacidad para resistir la adversidad y recuperarte y crecer a pesar de los reveses de la vida
- Extroversión – las personas con un alto grado de extroversión tienden a buscar la estimulación social y las oportunidades de relacionarse con los demás
- Decisión – aprende a tomar decisiones más fácilmente
- Independencia – aprende a ser más independiente
- Seguridad – construye tu confianza en ti mismo
- Tolerancia a la frustración – aprende a ser más tolerante
- Positivismo – aprender a prestar atención a nuestros pensamientos y creencias racionales
- Adaptabilidad – aprender a adaptarse puede ayudarte a afrontar los cambios que están fuera de tu control
- Flexibilidad – encontrar un equilibrio entre estructura y espontaneidad
- entre otros.
Todas las anteriores mencionadas también se pueden entrenar o fortalecer en terapia. En Mejor sin ansiedad somos especialistas en el área y podemos ayudarte en ello.
Otros factores influyentes en la ansiedad
Por otro lado, no debemos olvidar otros factores influyentes en la ansiedad que no estar relacionados propiamente con la personalidad, como pueden ser:
- La etapa del ciclo vital en la que nos encontremos: los adolescentes suelen padecerla ya que suele ser una etapa crítica identitaria y emocional, en la que se empiezan a tener responsabilidades, en ocasiones pocos o deficientes recursos de afrontamiento. En el caso de las etapas más adultas, nos encontramos con los cambios vitales, problemas económicos, toma de decisiones importantes y responsabilidades como comprar una casa, casarse, tener familia, etc. En la tercera edad, nos encontramos también con las dificultades de responder a las enfermedades, dificultades en el autocuidado, aceptación de nuevos roles (bien sea de índole social como ser abuelos o ya más de índole laboral como la jubilación), entre muchos otros.
- Situaciones vitales inesperadas, colectivas y objetivamente estresantes: por ejemplo, en este caso podríamos mencionar los recientes períodos de confinamiento, incertidumbre y estrés colectivo producidos por la pandemia (COVID), también podríamos mencionar situaciones de guerra o conflictos sociales que producen malestar y perjuicios incuantificables.
- Experiencias traumáticas: cabe destacar que este tipo de experiencias pueden llevar al sujeto a padecer no sólo de estrés sostenido y ansiedad, sino también a generar heridas emocionales muy profundas que se convierten incluso en trastorno, como es el caso del Trastorno de estrés Post Trauma (TEPT), que es uno de los trastornos del grupo de Ansiedad. Incluso podemos llegar a no padecer el TEPT pero sí a generar un Trastorno Adaptativo que se compone de síntomas de fuerte ansiedad y bajo estado de ánimo. Puede ser por la muerte de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad, la pérdida del trabajo o un cambio de país (entre otras situaciones).
- Padecer alguna enfermedad mental: dado que dificulta el procesamiento, en sí misma produce malestar y dificulta la puesta en marcha de mecanismos de afrontamiento.
- El género: las mujeres estadísticamente padecen 2 ó 3 veces más ansiedad que los hombres, esto es debido a los embarazos, desregularizaciones o cambios hormonales y la mayor prevalencia en trastornos del estado del ánimo como son:
- Los Trastornos de Ansiedad Generalizada (TAG) La tasa de prevalencia es del 4% de los hombres, frente al 7% en mujeres
- Trastornos de pánico o Angustia, las Fobias Específicas (como a la sangre, jeringuillas, animales, ascensores, aviones) tienen una prevalencia del 5% en hombres y del 11% en mujeres
- Trastorno de Estrés Post Trauma. La tasa de prevalencia es del 10% en mujeres, frente a un 5% de hombres.
En Mejor sin Ansiedad no sólo podemos hacer un estudio de personalidad que te ayude a conocerte y entender mejor tu conducta, forma de pensar y emociones, sino también atendemos las necesidades de cada individuo, confeccionamos un plan de tratamiento a medida y te ayudamos a mejorar tu calidad de vida.
¿Cuál es la mejor Terapia Para la Ansiedad?
La ansiedad es una emoción que está vinculada con cualquier situación vital. Cuando esta misma se desborda y llega a ser desproporcionada no sólo se manifiesta de forma física en nuestro organismo sino también a nivel emocional, provocando grandes desequilibrios. Es aquí cuando esta emoción que en principio no es mala sino displacentera deja de ser funcional para convertirse en un problema e incluso en patología cuando adquiere la dimensión de trastorno.
Pedimos ayuda para la ansiedad
Cuando padecemos de ansiedad, llegamos a vernos desesperados y acudimos bien a servicios de la sanidad pública o privadas como: médicos, psiquiatras. Entonces llegamos a sorprendernos como pacientes cuando estos facultativos nos derivan a psicología.
En principio no lo entendemos dado que las manifestaciones o malestares detectados como pacientes son de índole físico (dolores en el pecho, dificultad para respirar, entumecimiento de manos, pies o cuerpo en general, etc), no llegando a comprender ni mucho menos saber que la ansiedad tiene un estrecho vínculo con nuestros pensamientos y la interpretación que hagamos de los fenómenos, estímulos y situaciones vitales a las que nos enfrentamos.
En principio deseamos ponerle fin a la problemática/malestar de forma inmediata por medio de la farmacología. Si bien es cierto que esta medida de afrontamiento o búsqueda de solución ante el problema lo aplaca, pero sólo de forma momentánea, comportándose como un ¨parche¨.
Imaginemos por un momento la siguiente analogía: si tenemos un tumor en el cerebro es probable que nos produzcan (entre otros síntomas) dolores de cabeza y que intentemos eliminarlos por medio de analgésicos, disminuyendo o desapareciendo de forma temporal la sintomatología física, pero nunca el tumor.
Es importante que sepamos y tengamos en cuenta que la ansiedad nunca es una causa sino una consecuencia, por tanto debemos entender y atender todo aquello que la produce.
El papel de la terapia para la ansiedad
Llegados a este punto y cuando nos vemos en la imperante necesidad de buscar ayuda para resolver este frecuente problema, lo primero que nos preguntamos es: ¿cuál es la mejor forma de resolverlo?
La respuesta es: mediante terapia psicológica. Aunque es importante decir que según los casos, será conveniente compaginar farmacología con terapia psicológica, debemos tener presente que algunos fármacos producen o pueden producir efectos secundarios y dependencia en el paciente.
Terapia Cognitivo Conductual para la Ansiedad
Por otra parte, considerando la evidencia empírica de los últimos años, la terapia psicológica y concretamente la Terapia Cognitivo Conductual ha demostrado ser la alternativa más eficaz y económica para el tratamiento de la ansiedad.
Cómo funciona la Terapia Cognitivo Conductual
La Terapia Cognitivo Conductual se basa en el concepto de que tus pensamientos, sentimientos, sensaciones físicas y acciones están interconectados, y que los pensamientos y sentimientos negativos pueden atraparte en un círculo vicioso.
La Terapia Cognitivo Conductual pretende ayudarte a afrontar los problemas abrumadores de una forma más positiva, descomponiéndose en partes más pequeñas.
Se te muestra cómo cambiar estos patrones negativos para mejorar tu forma de sentir.
A diferencia de otros tratamientos hablados, la Terapia Cognitivo Conductual se ocupa de tus problemas actuales, en lugar de centrarse en los problemas del pasado.
Busca formas prácticas de mejorar tu estado de ánimo a diario.
Además de reducir los síntomas de ansiedad y mantener estos cambios terapéuticos a largo plazo, el tratamiento psicológico proporciona otros beneficios en comparación con el tratamiento farmacológico, tales como:
- una mayor adherencia al tratamiento
- una disminución significativa del riesgo de recaídas
- una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna «patología residual»)
- evitando la cronificación del trastorno
- disminuyendo, consiguientemente, el número de visitas al médico y los días de hospitalización.
De hecho, las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, tanto internacionales como nacionales (como la del National Institute for Health and Clinical Excellence –NICE-), recomiendan la terapia cognitivo conductual como el tratamiento de primera elección para
- el trastorno depresivo leve y moderado
- el trastorno de angustia
- el trastorno obsesivo-compulsivo
- el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.
Qué ocurre durante las sesiones de Terapia Cognitivo Conductual
Si se recomienda terapia cognitiva, normalmente tendrás una sesión con un terapeuta una vez a la semana o una vez cada dos semanas. El tratamiento suele durar entre 5 y 20 sesiones, con una duración de 60 minutos cada una. Durante las sesiones, trabajarás con tu terapeuta para desglosar tus problemas en sus distintas partes, como tus pensamientos, sentimientos físicos y acciones.
Tú y tu terapeuta analizaréis estas áreas para averiguar si son poco realistas o inútiles, y para determinar el efecto que tienen en cada una de ellas y en ti. Tu terapeuta podrá entonces ayudarte a determinar cómo cambiar los pensamientos y comportamientos inútiles.
Después de averiguar lo que puedes cambiar, tu terapeuta te pedirá que practiques esos cambios en tu vida diaria y hablaréis de cómo te ha ido en la siguiente sesión.
El objetivo final de la terapia es enseñarte a aplicar en tu vida diaria las habilidades que has aprendido durante el tratamiento. Esto debería ayudarte a controlar tus problemas y a evitar que tengan un impacto negativo en tu vida, incluso después de que termine el tratamiento.
La Terapia Cognitivo Conductual en MEJOR SIN ANSIEDAD
Por esta razón en ¨Mejor sin Ansiedad¨ atendemos esta y otras problemáticas haciendo uso de esta corriente psicológica, todo ello sin olvidar la comprensión del problema desde una perspectiva individual, haciendo un buen análisis funcional del caso, estableciendo unos objetivos individuales por parte del paciente y otros consensuados y propuestos por parte del terapeuta.
Lo importante en cualquier caso no sólo es reducir el malestar sino comprender todo lo que supone la etiología del problema, conocer los detonantes y mantenedores del mismo.
¿Por qué las personas sufren de ansiedad?
La ansiedad es una sensación de malestar, como la preocupación o el miedo, que puede ser leve o grave.
Todo el mundo tiene sentimientos de ansiedad en algún momento de su vida. Por ejemplo, puedes sentirte preocupado y ansioso por hacer un examen, o por tener una prueba médica o una entrevista de trabajo. En momentos así, sentirse ansioso puede ser perfectamente normal.
Pero a algunas personas les resulta difícil controlar sus preocupaciones. Sus sentimientos de ansiedad son más constantes y a menudo pueden afectar a su vida cotidiana. Afecta más a las mujeres que a los hombres y es más frecuente en personas de 35 a 55 años.
La experiencia de ansiedad de cada persona es diferente, por lo que es difícil saber exactamente qué causa los problemas de ansiedad. Probablemente hay muchos factores implicados. Algunas personas con ansiedad pueden parecer que están bien por fuera, pero siguen teniendo algunos de los síntomas mencionados anteriormente. Puede que hayas desarrollado formas de ocultar tu ansiedad para que los demás no la noten.
¿Los problemas de ansiedad pueden heredarse genéticamente?
Las investigaciones demuestran que tener un pariente cercano con problemas de ansiedad puede aumentar las posibilidades de que tú mismo tengas problemas de ansiedad. Esto se denomina a veces «sensibilidad a la ansiedad».
Por el momento no hay suficientes pruebas para demostrar si esto se debe a que compartimos algunos genes que nos hacen más vulnerables a desarrollar ansiedad, o a que aprendemos determinadas formas de pensar y comportarnos de nuestros padres y otros familiares a medida que crecemos.
Experiencias pasadas o de la infancia
Las experiencias difíciles en la infancia, la adolescencia o la edad adulta son un desencadenante habitual de los problemas de ansiedad. Es probable que pasar por estrés y traumas cuando eres muy joven tenga un impacto especialmente grande. Las experiencias que pueden desencadenar problemas de ansiedad incluyen cosas como:
- abuso físico o emocional
- abandono
- perder a uno de los padres
- ser acosado o excluido socialmente
- experimentar el racismo
Tener padres que no te tratan con cariño o que son sobreprotectores también puede ser un factor.
Tu situación actual de vida
Los problemas actuales de tu vida también pueden desencadenar la ansiedad. Por ejemplo:
- agotamiento o acumulación de estrés
- muchos cambios o incertidumbre
- sentirse presionado en los estudios o en el trabajo
- largas jornadas de trabajo
- estar sin trabajo
- problemas de dinero
- problemas de vivienda y falta de hogar
- preocupación por el medio ambiente o las catástrofes naturales (a veces llamada ansiedad climática o eco-ansiedad)
- perder a alguien cercano (a veces llamado duelo)
- sentirse solo o aislado
- ser maltratado, intimidado o acosado, incluso sufrir racismo.
Los grandes cambios en tu vida cotidiana pueden ser un desencadenante particular de la ansiedad. Así, quizás hayas experimentado problemas de ansiedad durante la pandemia de coronavirus.
Problemas de salud física o mental
Otros problemas de salud pueden a veces causar ansiedad, o pueden empeorarla. Por ejemplo:
- Problemas de salud física: vivir con una enfermedad física grave, continua o que ponga en peligro la vida, a veces puede desencadenar la ansiedad.
- Otros problemas de salud mental: también es frecuente desarrollar ansiedad mientras se vive con otros problemas de salud mental, como la depresión.
Fármacos y medicación
La ansiedad puede ser a veces un efecto secundario de la toma de:
- algunos medicamentos psiquiátricos
- algunos medicamentos para problemas de salud física
Otros problemas de salud mental
Mientras que algunas personas pueden experimentar una condición de ansiedad por sí misma, otras pueden experimentar múltiples condiciones de ansiedad, u otras condiciones de salud mental. La depresión y la ansiedad suelen ir juntas. Es importante comprobar y obtener ayuda para todos estos trastornos al mismo tiempo.
Abuso de sustancias
Algunas personas que sufren ansiedad pueden consumir alcohol u otras drogas para ayudarles a controlar su estado. En algunos casos, esto puede llevar a las personas a desarrollar un problema de consumo de sustancias junto con su estado de ansiedad. El consumo de alcohol y sustancias puede agravar los estados de ansiedad, sobre todo cuando los efectos de la sustancia desaparecen. Es importante comprobar y obtener ayuda para cualquier problema de consumo de sustancias al mismo tiempo.
Cuándo buscar ayuda para la ansiedad
Aunque los sentimientos de ansiedad en determinados momentos son completamente normales, acude a un terapeuta si la ansiedad afecta a tu vida diaria o te causa angustia.
Independientemente del tipo de trastorno de ansiedad que padezcas, la ansiedad puede encerrarte en un mundo de miedo irracional, vacío de esperanza y lleno de una sensación de fatalidad inminente. Aunque todo el mundo experimenta estrés y ansiedad en algún grado, es hora de buscar ayuda profesional cuando tu ansiedad:
- Interfiere en las relaciones personales o profesionales
- Crea problemas de sueño persistentes
- Afecta a tu capacidad de concentración
- Te impide hacer las cosas que te gustan
- Fomenta un sentimiento de autodesprecio o de inutilidad
- Te aísla de los demás
- Te hace tener pensamientos suicidas
Además de estos problemas emocionales y mentales, los trastornos de ansiedad pueden causar problemas de salud física, como problemas digestivos, dolores de cabeza o dolor crónico. Si has notado que tu ansiedad causa estragos en tu salud física, es aún más importante que busques ayuda.
La conclusión es que si te sientes atrapado por tu trastorno de ansiedad y te encuentras en un estado de miedo o preocupación excesivos la mayoría de las veces, está justificada la ayuda profesional. El terapeuta te preguntará sobre tus síntomas y tus preocupaciones, miedos y emociones para averiguar si puedes tener Ansiedad o Depresión.
También hay muchas cosas que puedes hacer tú mismo para ayudar a reducir tu ansiedad, como por ejemplo:
- seguir un curso de autoayuda (podemos ayudarte a encontrar el curso adecuado para ti)
- hacer ejercicio regularmente
- dejar de fumar / beber
- cuidar tu salud física
Podemos ayudarte
¿Qué tipo de problemas atiende un psicólogo?
El número de personas que experimentan malestar psicológico sigue creciendo en España y en el resto del mundo. El malestar puede manifestarse de muchas maneras, y para muchos, estos problemas empiezan a afectar a su felicidad, a sus relaciones cercanas, a su trabajo y/o a su día a día. Por desgracia, muchos individuos que sufren uno o varios de estos problemas suelen sentirse solos e inseguros de cómo resolverlos por sí solos.
Nuestro equipo se ha formado para evaluar los síntomas psicológicos y trabajar junto a nuestros clientes para identificar sus necesidades y objetivos concretos. Una vez identificadas las necesidades y los objetivos, podremos formular juntos la terapia más adecuada, un plan de tratamiento que te haga sentir esperanzado y capacitado para superar las dificultades de tu vida.
En esta entrada del blog, hablamos de algunos problemas habituales que nos llegan a la consulta de psicología.
¿Qué son los trastornos psicológicos?
Los trastornos psicológicos describen un conjunto de síntomas que experimenta un individuo y que le causan malestar subjetivo e interfieren en aspectos importantes de su vida (por ejemplo, las relaciones, el trabajo, la salud). Los trastornos psicológicos pueden implicar cambios en la forma de pensar y de responder emocionalmente, o incluso comportarse. Presentamos algunos de los problemas habituales en psicología. Es importante tener en cuenta que éstos pueden aplicarse a ti o no. Hay varias razones por las que una persona puede buscar asesoramiento y no es necesario un diagnóstico psicológico para que te beneficies de los servicios de asesoramiento.
Depresión
La depresión es seguramente uno de los problemas más comunes que se presentan en la consulta de psicología. Hay varias razones por las que un individuo puede experimentar depresión. Para algunas personas, la depresión aparece y desaparece a lo largo de la vida. Para otras, un episodio depresivo puede desarrollarse tras un acontecimiento estresante, como una separación, la pérdida del trabajo o el fallecimiento de un ser querido. Los factores genéticos, las habilidades individuales de afrontamiento y los factores estresantes de la vida suelen interactuar para determinar el factor de riesgo de una persona para desarrollar una depresión. La depresión suele caracterizarse por:
- Tristeza general o bajo estado de ánimo
- Pérdida de interés o placer
- Sentimientos de culpa, desesperanza o indignidad
- Cambios en los patrones de sueño y alimentación
- Falta de concentración
- Fatiga o dificultades de motivación
Como puedes imaginar, la depresión puede dificultar que las personas realicen actividades positivas, mantengan relaciones sanas, inicien conductas y sean compasivas consigo mismas. Por desgracia, muchos de estos procesos sirven para mejorar la depresión o pueden proteger contra los factores de estrés a los que inevitablemente nos enfrentamos a lo largo de la vida.
En Mejor sin Ansiedad, nuestro equipo puede trabajar contigo para superar los síntomas depresivos mediante intervenciones cognitivo-conductuales que se centrarán en los patrones de pensamiento poco saludables y fomentarán el compromiso activo con conductas beneficiosas para el bienestar.
Ansiedad
La ansiedad es otro problema común en nuestra consulta de psicología y aproximadamente el 50% de las veces, la ansiedad coexiste con la depresión. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por un miedo y una preocupación excesivos ante situaciones o acontecimientos. Los síntomas de ansiedad pueden incluir:
- Sentirse frecuentemente inquieto o al límite
- Irritabilidad, mal humor
- Sensaciones de pánico, dificultad para respirar
- Catastrofismo, pensar siempre en lo peor
- Dificultad para tolerar la incertidumbre
- Dificultad para concentrarse, para tomar decisiones
- Evitar situaciones o personas temidas
Las personas pueden experimentar la ansiedad de forma diferente. En algunos casos, los pensamientos pueden ser los más preocupantes. Por ejemplo, un hombre que tiene miedo de salir de casa después de un accidente de coche porque no deja de imaginarse a sí mismo lesionado. En otros casos, los síntomas físicos pueden ser lo primero que note el individuo. Por ejemplo, una mujer que experimenta una aparición repentina de síntomas de pánico (por ejemplo, aceleración del corazón, dificultad para respirar, temblores) llama a la ambulancia por miedo a que le dé un ataque al corazón, pero más tarde se le diagnostica un Trastorno de Pánico. En cualquier caso, Mejor sin Ansiedad puede ayudarte a entender mejor qué es la ansiedad, por qué la tenemos y cómo puedes disminuir tu ansiedad hasta un nivel que sea saludable, protector y manejable.
Ataques de Pánico
Los ataques de pánico son algo más que una experiencia emocional. Cuando alguien experimenta un ataque de pánico, se desencadena su respuesta de «lucha o huida», y experimenta una reacción física de todo el cuerpo que puede ser tan aterradora como el propio pánico. Los síntomas más comunes son los pensamientos acelerados, la aceleración de los latidos del corazón, la falta de aliento, los temblores, el entumecimiento, los mareos o los desmayos, y las náuseas o las molestias digestivas. Los ataques de pánico pueden ser debilitantes y afectar seriamente a tu calidad de vida.
Los ataques de pánico suelen considerarse un síntoma de ansiedad, pero no todas las personas que padecen un trastorno de ansiedad experimentan ataques de pánico. Los puede experimentar cualquier persona con un trastorno de salud mental, como los trastornos depresivos y los trastornos por abuso de sustancias. A veces, personas sin antecedentes de enfermedad mental experimentan ataques de pánico.
Si experimentas ataques de pánico periódicos y recurrentes, se te puede diagnosticar un trastorno de pánico, un trastorno de salud mental independiente que experimenta el 2-3% de la población. El tratamiento del trastorno de pánico y de los ataques de pánico suele incluir terapia, medicación, o ambas cosas. Es importante que las personas que experimentan ataques de pánico obtengan ayuda, porque los ataques recurrentes pueden conducir a un aislamiento extremo, o a otros trastornos de pánico asociados, que pueden limitar gravemente la capacidad de la persona para funcionar normalmente y llevar una vida plena.
También podemos ayudarte
- Timidez y fobia social
- Miedos y fobias
- Estrés
- Trastornos del control de los impulsos
Contacta con Mejor sin Ansiedad para saber más sobre cómo podemos ayudarte. Recuerda que mediante la terapia, y teniendo en cuenta tus objetivos concretos, te ayudaremos a superar cualquier problema que te genere malestar psicológico.