El origen de los problemas de Pánico y Agorafobia
¿Por qué aparecen y cómo se desarrollan?
Para poder entenderlo, es necesario introducir el concepto de Condicionamiento Clásico. El Condicionamiento Clásico es una de las formas básicas de aprendizaje de conductas nuevas. Consiste en que una situación, que previamente no suscita ningún tipo de reacción emocional, al asociarse a otra, sí que produce una determinada reacción, adquiere la capacidad de provocar una reacción emocional parecida. Por ejemplo, imaginemos una persona a quien gustaba conducir. Sin embargo, un día tiene un accidente de tráfico; no se hiere, pero se asusta muchísimo. A partir de ese momento, algo sucede, empieza a tener mucho miedo de conducir. Cada vez que sube a un coche, su mente se ve invadida por pensamientos e imágenes catastróficas de terribles accidentes, y su cuerpo reacciona sintiendo una gran activación fisiológica. Podemos decir, que esta persona ha aprendido a tener miedo por Condicionamiento Clásico.
Pánico y Agorafobia
Este mismo fenómeno de aprendizaje produciría los problemas de pánico y agorafobia. Veamos cómo sucede. Una persona se encuentra bien, haciendo sus actividades cotidianas y de pronto, empieza a notar un gran malestar que va en aumento, nota taquicardia y ahogo, se asusta mucho, cree que le está sucediendo algo muy grave, quizá que esté sufriendo un ataque cardíaco y reacciona, en consecuencia, yendo a la sala de urgencias del hospital más cercano. A partir de este momento, aunque en el hospital le aseguran que no le pasa nada, algo sucede, cada vez que nota una mínima sensación en el corazón o en su respiración, automáticamente piensa que va a tener un infarto, su organismo se acelera y corre a urgencias. Ha aprendido por Condicionamiento Clásico a tener un trastorno de pánico.
Lo que realmente ha sucedido aquí, y eso es lo que ocurre en los trastornos de pánico, es que, en un primer ataque, se asocia el enorme malestar fisiológico experimentado, a sensaciones internas fisiológicas inocuas. Es decir, a partir de ese primer ataque, cada vez que se percibe un pequeño cambio corriente en el organismo, la persona, como fruto del Condicionamiento Clásico, se pone muy ansiosa. Lo que antes no producía ninguna reacción de miedo, y que incluso ni siquiera se percibía, ahora se conceptualiza como la señal de “lo peor”. Estos pequeños cambios corporales son producidos o bien por variables del propio organismo (proceso digestivo, ovulación, ritmos biológicos) o bien por actividades externas (ejercicio, cambio postural brusco, entumecimiento matinal, relajación).
Un fenómeno común a la respuesta de ansiedad es que, el sujeto está pendiente de las situaciones amenazantes. Desde un punto de vista de supervivencia de la especie, esto tiene mucho sentido. Nuestros antepasados primitivos, enfocaban su atención selectivamente hacia los depredadores y ello contribuía a que sobreviviera. Desafortunadamente, este fenómeno juega en nuestra contra cuando sufrimos un trastorno de ansiedad. Desarrollamos una sensibilidad hacia las señales de peligro, y en esa línea, una persona con pánico está enormemente sensibilizada hacia sus cambios corporales. En cuanto nota la mínima variación, su programa de pánico se dispara. Esta es la auténtica explicación de los ataques de pánico súbitos; no es que no haya señal productora del pánico, es que la señal, está en el propio organismo.
El fenómeno de la Generalización
Otro proceso que contribuye a la creación de un problema de pánico es el fenómeno de la GENERALIZACIÓN. Esto significa que, a partir de la primera asociación, por similaridad, se aprende a tener miedo también ante otras situaciones parecidas. Así, una persona que condicionó clásicamente en un ascensor, es posible que con el tiempo generalice a otros espacios estrechos y cerrados como una cabina telefónica, una habitación pequeña o un cuarto de baño. En pánico, sucede lo mismo, sólo que, como las situaciones temidas son sensaciones corporales, la generalización se va haciendo a otras sensaciones corporales, y a ello contribuye enormemente el fenómeno de visión de túnel o autovigilancia comentado anteriormente.
Para complicar más las cosas en una persona con un pánico incipiente pueden ocurrir nuevos condicionamientos. Si una persona sufre un ataque de pánico en una determinada situación, además de asentar todavía más férreamente la asociación a las sensaciones internas, puede condicionar a la situación exterior, y así aparece el miedo y la evitación agorafóbica. Si el ataque de pánico se da conduciendo, es muy probable que se condiciones a la situación de conducir. Así se empieza a desarrollar el miedo a determinados lugares. Es más, ni siquiera es necesario que se de un auténtico condicionamiento, es decir, que la persona sufra un ataque de pánico en esa situación, basta con que crea que podría tener un ataque allí. Por ello, las situaciones agorafóbicas temidas suelen ser lugares o circunstancias donde el escape es difícil o embarazoso socialmente y la posibilidad de recibir ayuda es escasa, como estar a solas en casa, grandes almacenes, no traer la pastilla en el bolsillo, alejarse de casa, aviones, transportes públicos, parkings o ascensores.
¿Pero, por qué sucede el primer ataque?
La investigación demuestra que hay dos grandes tipos de factores que pueden provocar un primer ataque.
1. Estrés psicológico: que una persona esté en una situación vital que le produzca una gran presión, como problemas o exceso de trabajo, problemas de pareja o de familia, situación de examen y preocupación por un problema médico personal o de un familiar.
2. Conjunto de reacciones fisiológicas no peligrosas pero desagradables y desconocidas para el sujeto. Como hipoglucemia, bajadas bruscas de presión arterial, hiperventilación, las sensaciones que aparecen ante cambios bruscos de temperatura ambiental, intoxicación cafeínica, consumo de drogas, postoperatorio y convalecencia de enfermedades debilitantes.
También pueden considerarse otras variables consideradas predisposicionales, es decir, que hay personas que son más vulnerables a condicionar si sufren estos acontecimientos. Puede ser por una tendencia a ponerse nervioso, es decir, tener un sistema nervioso más reactivo, o psicológica, que es una tendencia a preocuparse un poco más por las cosas en comparación con los demás en temas relacionados con la salud.
Sin embargo, aunque la vulnerabilidad biológica y psicológica aumentan la probabilidad de que se produzca un condicionamiento en un primer ataque de pánico, en muchos casos encontramos que, sin esta vulnerabilidad, también se puede producir. El ingrediente fundamental es sufrir un ataque de pánico, y en él, condicionar.
En Resumen
En este escrito se presenta una explicación de cómo se gestan los problemas de pánico y agorafobia. Se considera de vital importancia la ocurrencia del fenómeno o evento que nos haga sentir esa fuerte sensación de miedo o pánico, además del o de los estímulos que se asocien (condicionen) con el mismo, es importante entender que algunos individuos son más propensos que otros para sufrir de pánico o agorafobia, bien por sus estilos o esquemas mentales marcados de interpretación, por sus rasgos de personalidad, su sistema neurobiológico.
Por fortuna, existe un tratamiento psicológico efectivo que permite combatir y erradicar este trastorno. La corriente psicológica Cognitivo Conductual posee técnicas que han sido validadas empíricamente.
Si sufres de agorafobia o has tenido un ataque de pánico te recomendamos ponerte cuanto antes en tratamiento psicológico, este mismo puede realizarse de forma online de forma muy exitosa.
La importancia de la comunicación en la pareja
Una buena comunicación es vital para la relación de pareja, pues asegura que la otra persona conoce nuestros deseos y necesidades, permite compartir momentos y vivencias. Es la llave para poder solucionar otros problemas.
Los principales problemas relacionados con la comunicación que presentan las parejas se centran, fundamentalmente, en el modo de realizar la comunicación y en su contenido, tanto en sus aspectos verbales (déficit en la transmisión de información, comunicación indirecta y confusa, conversaciones poco fluidas…) como en los aspectos no verbales (inadecuado contacto visual, tono incorrecto, actitud de no escuchar…). La comunicación afectiva y sexual puede incrementar su armonía si sus protagonistas se informan sobre cuáles deben ser los criterios adecuados para generar el cambio necesario que estrecharía más sus niveles de amor y de convivencia.
Saber cómo decir lo que no nos gusta del otro, saber cómo criticar el comportamiento sexual de forma que no produzca incomodidad, es el primer paso para una estable compenetración sexual y afectiva. Criticar consiste, no en gritar al otro lo que ha hecho mal, sino en dar criterios para cambiar, en informar al otro miembro de la pareja clara, precisa y simplemente de la conducta concreta que queremos que cambie.
¿Cómo mejorar la comunicación? Saber decir las cosas es una cuestión de aprendizaje
1. Recordar que nadie es perfecto. El tener esto presente ayuda a ser más tolerante con los fallos de los demás.
2. No obligar a adivinar o suponer. Algunas personas piensan, erróneamente, que el amor proporciona a sus parejas el don de la clarividencia, y que no hace falta hablar para conocer las apetencias y necesidades (“si me quiere debe conocer lo que quiero, si se lo digo yo pierde el encanto”). Esta creencia suele ser el punto de partida de un sistema de comunicación distorsionado. Además, será una fuente constante de frustración para ambos miembros. La persona que no comunica esperará acciones de su pareja que nunca ocurrirán, aun cuando exista en esta la mejor de las predisposiciones a complacerla. La otra parte realizará muchos actos que no serán efectivos para su pareja.
3. Observar las críticas como una oportunidad que hay que aprovechar para cambiar y aprender. Para dar y recibir más placer. Para descubrir más aspectos de intimidad en la pareja y no percibirlas como una ataque.
4. Elegir el sitio adecuado para llevar a cabo la comunicación. Ejemplo, no es conveniente discutir las cosas en la cama, delante de amigos o de los propios hijos.
5. Mirar atentamente a los ojos de la otra persona y dedicar toda nuestra atención a lo que estamos diciendo y a las reacciones que nuestra crítica provoca en la otra persona. No es adecuado estar haciendo a la vez otra actividad. Cuando se quiere comunicar se debe dedicar toda la atención y esfuerzo a ese objetivo.
6. No criticar aquellos aspectos que no se pueden cambiar.
7. Empezar siempre con un comentario positivo sobre el otro.
8. Decir exactamente qué es lo que no nos gusta. Esto tiene que ser algo concreto. Es ineficaz decir: “no me gusta cómo me haces el amor”, es demasiado general; lo adecuado sería decir: “no me gusta cuando me tocas los muslos de esta forma”.
9. No generalizar, no avergonzar, no culpar, no ridiculizar es fundamental para que la crítica funcione, es decir, provoque el cambio esperado.
10. No ordenar ni imponer.
11. Decir exactamente cómo nos gustaría que lo hiciese y mostrárselo con un ejemplo.
12. Ofrecer ayuda para producir el cambio que se desea. Tomar iniciativas que hagan más fácil el cambio.
13. Expresar con claridad lo que el otro hace, en las circunstancias que lo hace y los sentimientos que a usted le provoca, sin hacer juicios de valor ni
acusaciones (criticar la conducta no a la persona).
14. Asegurarse que el otro ha entendido lo que queríamos decir.
15. No saltar de un tema a otro. Siempre se tiene que intentar modificar una conducta no varias al tiempo.
16. El tono de voz debe ser positivo o, al menos, neutro.
17. Mostrar abiertamente el reconocimiento y el agradecimiento por la aceptación de la crítica.
18. Valorar clara y expresamente con cierta frecuencia las cosas placenteras que se reciben de la pareja, teniendo en cuenta los esfuerzos que el otro miembro de la pareja realiza.
Recomendación
Acudamos a terapia de pareja para mejorar el estado de nuestra relación, aprender a tener una mejor comunicación de pareja y evitar desarrollar problemas que puedan atentar contra nuestra relación.
En Mejor Sin Ansiedad podemos hacer una evaluación de vuestro estado en la relación de pareja, ayudaros a mejorar o a resolver cualquier problemática ya existente o evitar las mismas, lo importante es actuar.
¿Qué mitos solemos tener sobre las emociones?
Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.
Las emociones son reflejo de las necesidades básicas. Nos referimos concretamente a:
1. Necesidad de sentirnos aceptados (tanto por nosotros mismos como por otros)
2. Necesidad de sentirnos útiles, eficaces, que podemos controlar las cosas
3. Necesidad de sentirnos autónomos, que podemos dirigir nuestra vida
4. Necesidad de sentirnos seguros
5. Necesidad de sentirnos vinculados, pertenecientes a algo
Por lo tanto, si alguien por ejemplo siente tristeza, esta emoción le está avisando de que es posible que alguna necesidad básica no se esté cubriendo. Puede que esa persona haya roto una relación con alguien querido, y esa necesidad de sentirse aceptado o vinculado no se está cubriendo. Por lo tanto, es normal que se encuentre así, no es ningún “bicho raro”.
Mitos más frecuentes sobre las emociones
Solemos ¨demonizar¨ las emociones debido a las sensaciones interoceptivas percibidas que ellas producen (muchas veces molestas o insatisfactorias, por ejemplo la ansiedad), y todo lo que ellas nos hacen sentir (físico y emocional), muchas veces por desconocimiento y carencias de habilidades en su regulación se produce este rechazo hacia ellas, manifestando conductas de escape o evitación. Por tanto, es normal que existan en nuestro sistema de creencias una serie de mitos sobre las emociones.
Entre ellas mencionamos:
Las emociones desagradables son peligrosas e incontrolables
Las emociones son siempre constructivas, y si no se evitan son suaves.
Las emociones negativas no sirven para nada, son un estorbo, un sufrimiento
Las emociones desagradables son útiles, nos informan sobre nosotros mismos y sobre el entorno. Nos permiten tener intuición, planificar nuestro comportamiento. Mientras sean adecuadas en intensidad y duración, son una herramienta.
Sentir ciertas emociones es de personas débiles
Las emociones como la tristeza o la vergüenza son universales, no se relacionan con la fortaleza de la persona. Todos sentimos humillación, miedo, rabia… lo que pasa es que a algunos se les nota más que a otros. Los que son capaces de regularlo es porque han aceptado esa emoción. Lo han considerado normal.
Ej. Si yo siento humillación por algo, e interpreto este sentimiento como señal de que soy un inmaduro, de que no debería sentirme así, de que parezco poco preparado, me sentiré peor que si acepto que me he sentido humillado por algo y que es normal sentirse así por eso que me ha ocurrido.
Cuando siento cosas negativas a veces pienso que soy una mala persona
Las emociones no están sometidas a juicio ético, sólo las conductas, los sentimientos no son controlables, pueden ser reguladas, pero no anuladas, son reacciones.
Los sentimientos negativos me limitan y no me dejan hacer nada
Los sentimientos no son un reflejo puro de la realidad, son avisos, a veces pueden ser falsas alarmas. De esa forma siempre estás protegido, si notas que es una falsa alarma y se acepta la emoción como tal, ésta decae.
Determinados sentimientos me hacen sentir fatal conmigo mismo
Los sentimientos no son ni juicios ni condenas, son siempre avisos constructivos, con una función útil.
Recomendación
La comprensión de las emociones suele ser una tarea complicada muchas veces, principalmente porque no hemos sido educados extensamente en el tema, por poner un ejemplo, desde que somos muy pequeños las emociones que se nos enseñan son las básicas (ira, alegría, tristeza, asco, sorpresa..), dejando de lado un sin fin de emociones secundarias, sin contar con aquellas mucho más complejas como son las emociones ambivalentes (entre otras). Es complejo hacer una regulación emocional si en principio no conocemos o identificamos las emociones, ¿cómo podemos regular una emoción que no identificamos, reconocemos, detectamos y etiquetamos correctamente?. La gran mayoría de personas requerimos ayuda, orientación y entrenamiento en este tema, requiriendo la ayuda profesional de un psicólogo.
Por otra parte, no debemos olvidar que a veces las emociones pueden ser falsas alarmas, del mismo modo que no todo el pensamiento es necesariamente lógico, no todas las emociones son necesariamente inteligentes. Los invitamos a explorar el mundo de las emociones, sus funciones, utilidades, regulación y normalización. En Mejor Sin Ansiedad te ofrecemos un exclusivo plan de tratamiento y entrenamiento de tus emociones y de las personas que te rodean. Sin duda te podemos ayudar en este importante tema.
¿Qué puedo hacer para mejorar mi relación de pareja?
Las relaciones de pareja, son algo que prácticamente a todos nos interesa, puesto que independientemente del grado de intimidad alcanzado en la relación, casi todos tenemos, hemos tenido o probablemente tendremos una relación de pareja en un futuro, bien sea hombre-mujer, hombre-hombre o mujer-mujer.
¿Qué es una relación de pareja?
Es un vínculo afectivo mediante el cual se pretende compartir una serie de cuestiones como; intereses, metas, proyectos, objetivos.
Generalmente existe el mito de que en una relación de pareja, los miembros deben de unificarse, ser uno sólo; aunque existen matices. Si bien es cierto que es muy importante
una puesta en común entre ambos y que ayuda la concordancia en aspectos como: religión, clase social, etnia, cultura, ideologías,… la autonomía personal y la propia identidad no debe perderse en una relación (como tan frecuentemente ocurre en relaciones de maltrato o dónde uno de los miembros es muy posesivo/a). Para ser 2, es preciso primero ser 1 + 1, si una relación sentimental paga el precio de la pérdida de la propia identidad, está condenada a no producir goce ni felicidad a quien la ha perdido en la relación y a quien es amado por él. La pérdida de las señas de la propia identidad es una de las principales causas de las crisis de pareja y proporciona el sentimiento de la anulación de la personalidad.
Remedios para mejorar una relación de pareja
1. Borrón y cuenta nueva
Éste generalmente es el punto de partida para empezar a arreglar una situación conyugal. Especialmente cuando ésta es difícil, es necesario esforzarse por asumir y digerir el pasado.
2. Esforzarse por no sacar la lista de agravios
Es el inventario de pequeños y grandes errores, fallos, defectos y fracasos que se acumulan tras la convivencia. Éste aspecto suele dificultar en gran medida el diálogo y de lo que se trata es de que se de.
3. Respeto mutuo en 3 direcciones
De palabra, obra y por gestos.
4. Para estar con alguien primero hay que estar con uno mismo
Hace referencia a saber lo que se quiere, tener las ideas claras sobre los temas importantes de la vida –entre ellos la pareja-; ser estable, realista con las posibilidades de uno mismo, satisfecho.
5. Poner argumentos a la vida conyugal
El aburrimiento es uno de los grandes enemigos de las parejas modernas. Al decir argumental, se hace referencia, a que la vida humana tiene que tener objetivos, proyectos, motivos e ilusiones para compartir conjuntamente.
6. Vida sexual sana, positiva y centrada en la comunicación
Compartir experiencias y fantasías, siempre y cuando haya acuerdo, respeto y comunicación por ambas partes.
7. Evitar discusiones innecesarias
Generalmente poco a poco las discusiones erosionan una relación sin que nos demos cuenta. Siempre y cuando se pueda y no sea de aspectos importantes o que nos inquieten, hay que evitar discutir por cuestiones sin importancia, especialmente discusiones que no resuelven nada, sólo el desahogo emocional pasajero.
8. Hacer repetidos esfuerzos de voluntad para mejorar y pulir las dificultades de la convivencia
Se trata de llevar a cabo conductas, anticipando las consecuencias negativas posibles que pudieran darse.
9. Echarle a la vida sentido del humor
Hay parejas que se pasan el día dramatizando situaciones, haciendo de un granito una montaña, sacando cosas de contexto. El llevar las cosas con sentido del humor, el favorecer la sonrisa, o la carcajada, liberará endorfinas que nos harán sentirnos mejor y lograr un buen nivel de higiene mental.
10. Aprender a remontar momentos, días o situaciones difíciles
Es imposible pensar, que no se dan en pareja días malos o que vayan a aparecer reacciones ambiguas. Debe procurarse llevar a cabo una comunicación efectiva, en la cual
los aspectos verbales y no verbales sean congruentes. Que el mensaje emitido sea claro, sin ambigüedades.
11. Saber escuchar, aprender a dialogar y adquirir habilidades de comunicación
Deben evitarse sarcasmos, burlas, gritos, amenazas o regañinas por cualquier motivo. Una comunicación efectiva, es aquella en la cual cada comunicante es a la vez emisor y receptor de mensajes. Cuando el mensaje es claro, concreto y reconocible por un observador objetivo. Para discutir hay que partir de un principio y querer buscar una solución. Aprender a eludir áreas sensibles y dolorosas para uno de los miembros y aprender a centrarse en el tema y no irse por las ramas.
12. Hacer uno de la diplomacia o mano izquierda
Es decir, procurar ser hábil en el trato. Actuar con cortesía, tacto, saber callar a tiempo y reconocer los errores,…
13. Días rosas
Se trata de que uno de los cónyuges, por ejemplo una vez al mes o cada 2 semanas, procure hacer todo lo posible para agradar a la otra persona.
14. Saber que la vida tiene activo y pasivo
Es decir, que en toda relación habrá buenos y malos momentos; asumiendo que no todo es de color de rosa, pero que eso es algo natural, se da en las mejores familias y al igual que no dura siempre una situación de felicidad, tampoco una de malestar.
15. Frenar la tendencia a controlar, vigilar e inspeccionar al cónyuge
Es decir, que ambos miembros de la pareja se sientan libres y que confíen en ellos. Cuando un miembro se siente controlado, se mantiene en guardia, perdiendo espontaneidad y por tanto la relación puede sentirse afectada.
16. Frenar el lenguaje interior negativo del cónyuge
Es decir, evitar el hacer generalizaciones negativas continuas, centrarse en lo negativo o agrandarlo, sacar cosas de contexto, hacer uso de distorsiones cognitivas: magnificación y minimización, pensamientos dicotómicos, pensamientos negativos anticipatorios, etiquetación, etc.
Recomendación
Si vemos que se nos dificulta poner en práctica estas u otras prácticas es importante que pidamos ayuda profesional, concretamente apuntarnos a una terapia de pareja. La intervención de un especialista nos pueda ayudar a evaluar de forma pormenorizada nuestra problemática y poner remedio a la situación que nuestra pareja esté atravesando.
Cinco conductas saludables que nos indican que nuestra relación de pareja va bien
Una de las grandes preocupaciones del ser humano siempre ha sido los problemas de pareja. No existe una fórmula ideal para el amor. Cada relación, igual que cada individuo, es un mundo y hay numerosas maneras de ser feliz en pareja. Nadie ha de decirte cómo se ha de vivir la sexualidad o las interacciones afectivas. Lo que sí sabemos es lo que no es saludable; qué cosas no debemos permitir o cuando hemos de plantearnos si querer a nuestra pareja no es suficiente para seguir juntos.
Saber cómo diferenciar qué conductas o situaciones son peligrosas en nuestras relaciones, es algo sumamente inteligente, sin embargo, también hay que prestar atención a las cosas buenas que pueden tener estas relaciones. Nuestra pareja puede estar tomando acciones para demostrar madurez y compromiso en la relación, y estas son señales de una relación estable, segura y duradera.
Así que, a continuación, vamos a señalar cinco de las más importantes (que no las únicas):
1. La confianza el uno en el otro
Uno de los puntos de referencia en una relación sana es la profunda confianza mutua. Tu pareja es responsable en general, por ejemplo, si dice que recogerán algo, están allí y son puntuales. Tener confianza en nuestra pareja es una señal súper importante ya que la confianza es un componente integral de una relación, no solo romántica. Poder compartir no sólo nuestra información diaria sobre nosotros con ellos, sino también nuestras vulnerabilidades y deseos hace que la relación sea honesta y de cuidado mutuo.
2. El respeto por los límites y el espacio personal de cada uno
El respeto mutuo que se siente el uno por el otro, no sentir celos si nuestra pareja sale con un amigo o grupo de amigos, si no se siente amenazado cuando pides tener tu tiempo a solas. Es muy importante. Conocer, comunicar y respetar los límites es indispensable en una relación sana.
3. La comunicación es buena
Si nuestra pareja suele estar en las redes sociales mientras hablas, no muestra signos de escucha activa. Por el contrario, si hace contacto visual y te presta atención cuando le cuentas sobre tu día a día, es señal de compromiso y respeto. Además, reconocer y aceptar los sentimientos del contrario y mostrar empatía, hace que te ofrezcan una validación emocional que es importante. En una relación sana, ambas partes deben sentirse aceptadas y saber que sus pensamientos y sentimientos privados importan.
4. Disfrutáis pasando tiempo el uno con el otro
Por supuesto, no se puede decir que una relación sana sea perfecta y esté siempre en lo alto, ya que todas las relaciones tienen sus altibajos. Tener más situaciones favorables que negativas (por ejemplo, 5 o más interacciones buenas en contraposición a 1), disfrutar de la compañía que nos dan y mostrar afecto por ellos, además de la intimidad sexual presente, es indicio de una buena señal o signo saludable.
5. Tu pareja está agradecido por tenerte
Los lazos íntimos en las parejas se fortalecen si nuestra pareja nos aprecia. Es decir, si nos sentimos valorados por nuestras parejas, nos preocupamos por sus necesidades, desarrollando los sentimientos y mostrándonos de manera más leal hacia ellos en una relación a largo plazo. Además, la gratitud nos hace más felices, lo que hace que estas emociones se compartan en la relación, favoreciéndola.
¿Qué hacer si en mi pareja no están presentes estas conductas?
La etapa de enamoramiento en una pareja puede pasar e incluso suele pasar, cuando esto ocurre y no existen elementos (más allá del propio romance, enamoramiento) que sujeten o sustenten a la pareja podría llegar la relación hasta el punto (en muchos casos) de disolverse o de la separación. Al perderse la ilusión inicial y caer en una etapa de desasosiego, aislamiento y poco reforzadora, la pareja puede entrar en una etapa ¨peligrosa¨. Gracias a que la psicología ha estudiado el comportamiento humano y las formas saludables para relacionarlos con los seres humanos, y resolver las crisis de forma positiva, generar cambios e incluso salvar una relación. Sería sumamente interesante y saludable que nos pongamos en manos de profesionales cuando en nuestra pareja se presentan estos primeros signos de disfunción.
¿Cómo se mantiene la depresión?
Estamos habituados a usar la palabra “depresión” con excesiva frecuencia. Cuando tenemos un mal día, nuestro estado de ánimo está un poco más bajo de lo habitual o incluso cuando estamos cansados, la expresión que acude a nuestra mente es “estoy deprimido”. Todo el mundo atraviesa períodos de tristeza, de soledad o de infelicidad. Los acontecimientos cotidianos y nuestras reacciones ante ellos, afectan a veces nuestra paz interior.
Cuando estos sentimientos duran semanas o incluso meses, impidiendo que volvamos a adoptar una visión sana de la realidad, es posible que nos hallemos ante una depresión.
La depresión es un serio trastorno emocional que implica cambios importantes en nuestra forma de sentir, de pensar y actuar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. También, como uno se valora a sí mismo (autoestima). Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza.
Entonces, ¿cómo se mantiene la depresión?
El proceso suele ser de la siguiente manera:
1º Pérdida de reforzadores. La persona sufre una pérdida que percibe como crítica.
2º Esta pérdida produce un gran impacto psicológico: dolor emocional. Este dolor se manifiesta en dos cambios importantes:
– pensamientos negativos (¿porqué a mí?, es por mi culpa; soy un desastre…)
– sensaciones emocionales y físicas desagradables (apatía, ganas de llorar, problemas en el sueño, etc..)
3º Como consecuencia de pensar así y de sentir esas sensaciones, el siguiente paso es que aparezca la inercia, y se empiece a dejar de hacer actividades. Esto es comprensible: si el estado de ánimo está bajo y los pensamientos se tornará oscuros, lo que menos nos apetece es hacer cosas. Se suelen abandonar primero aquellas actividades cuyo objetivo es pasarlo bien (salir con amigos, hacer deporte, etc..)
4º Privarnos de estas actividades placenteras que todos necesitamos para estar bien se puede conceptualizar como más pérdida, que se añade a la pérdida de reforzadores original. Lo que a su vez, va a provocar más dolor emocional (pensamientos – y sensaciones desagradables). Ambos provocan más inercia cerrando el circuito de la depresión.
5º Sí este circuito no se cierra en alguno de sus puntos (lo que sí sucede en la mayoría de los casos en que pasamos por una época de tristeza), el siguiente paso será no poder afrontar las actividades que podríamos considerar obligatorias: trabajo, tareas domésticas, etc…. Esto sería de nuevo más pérdida, fortificando aún más el circuito depresivo, y además crearía nuevos pensamientos de desvalorización, inutilidad y poca autoeficacia.
Recomendación indispensable ante el tratamiento de la depresión: Programación de actividades agradables y gratificantes
Como su propio nombre indica, esta actividad consiste en asignar o prescribir aquellas actividades que resultan más gratificantes a la persona en particular.
El objetivo es disminuir la incapacidad para sentir placer (o anhedonia) presente en los trastornos depresivos. No se trata de disfrutar al máximo, sino de aliviar o disminuir parcialmente el grado de tristeza, aumentando la probabilidad de experimentar la gratificación.
Existe una relación causal y directa entre el número de actividades agradables que realizamos y la calidad de nuestro estado de ánimo. Esta relación es tan evidente como para notar los efectos día a día.
Habitualmente, los días más felices de la semana, para la mayoría de las personas, son aquellos en que más actividades placenteras se realizan: los fines de semana. Normalmente, los sábados y los domingos se suelen dedicar a los deportes, a estar con los amigos, a leer, a ir al cine, a salir, a tener relaciones sexuales, y a un sinfín de actividades que provocan que el estado de ánimo sea alto. Este fenómeno es aún más visible durante las vacaciones.
La importancia de recibir satisfacción diariamente no sólo se ve a nivel individual, sino también en parejas y en familias. Es un hecho claramente demostrado que las parejas y familias más felices y unidas son aquellas que comparten más momentos agradables. Sin embargo, este esquema no es matemáticamente perfecto. Una persona puede estar teniendo un día muy agradablemente activo y sufrir un contratiempo, a pesar de haber realizado un buen número de actividades agradables, la aversión provocada por la multa podría “desplazar” el bienestar conseguido, bajando el estado de ánimo. Se podría decir que nuestro estado de ánimo es el resultado de una imaginaria balanza, donde se sopesa la cantidad y la calidad de eventos positivos y negativos. Si queremos subir el estado de ánimo, debemos, por tanto, incrementar la entrada de lo positivo.
El primer paso para aumentar y recuperar el número de actividades agradables que hacías antes de tu problema actual, es saber con exactitud de qué actividades estamos hablando. Para ello haz un listado con las actividades agradables o favoritas , intentando para ello recordar tus preferencias y deseos. Es necesario cambiar el foco de la ansiedad actual que te generan tus preocupaciones y listar las actividades usando la razón y los recuerdos.
Conclusión
Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de depresión pueden mejorar con un tratamiento adecuado. Es probable que hayamos buscado solución a este terrible malestar pero que todavía no tengamos idea de qué es lo que todavía lo hace tan resistente . No se trata de una solución mágica o definitiva, pero si incluimos el tratamiento para la depresión, la técnica ¨actividades agradables¨ como estrategia activadora, con mucha probabilidad obtendremos ganancias positivas. Si estás padeciendo depresión te recomendamos buscar ayuda cuanto antes.
¿Para qué sirve la Ansiedad?
Recordemos un poco algunas situaciones por las que hemos pasado a lo largo de nuestra vida. ¿Te has examinado del carné de conducir?, ¿recuerdas cómo te sentías antes del examen?: eso era Ansiedad. Quizá en alguna ocasión hayas iniciado un nuevo trabajo; ¿recuerdas cómo te sentías el primer día?: eso era Ansiedad.
Por tanto, la Ansiedad…
- Es una sensación que todos podemos experimentar
- Es algo normal en la vida de las personas
- Es una reacción o respuesta a acontecimientos de la vida
- Nos prepara para la acción o la huída
- Puede ser más o menos intensa
- Afectará más a unas personas que a otras dependiendo de su carácter
- Puede ser necesaria y buena para adaptarse a los problemas de la vida y superarlos
- Puede ser todo lo contrario: perjudicial e inadaptada
¿Qué ocurre cuando tenemos Ansiedad?
La ansiedad tiene su origen en la necesidad de escapar de los peligros. Es decir, los humanos somos animales, que al igual que otras especies debían escapar de los depredadores.
Si nos fijamos, lo que nuestro cuerpo hace cuando se pone nervioso es prepararse para una rápida huída:
- Los músculos se ponen tensos para correr más rápido.
- La sangre se centra en el sistema motor (músculos y articulaciones) y abandona el sistema cognitivo “pensamos menos” ¿Para qué vamos a pensar?, lo importante es escapar del león, lo más rápido posible.
- El corazón bombea más deprisa para oxigenar a los músculos.
- Respiramos más rápido para facilitar esta oxigenación.
- Se producen cortes de digestión (en casos extremos) ahora no necesitamos comer, lo que necesitamos es escapar.
- El intestino y la vejiga se vacían. Cuanto menos peso, mejor, más ligeros y más velocidad.
¿Hasta qué punto es normal la Ansiedad, y cuándo deja de serlo para convertirse en anormal?
Es evidente que cuando la ansiedad es una respuesta a algo que nos sucede, el hecho de sentirla supone que nos interesamos por el problema, tratamos de resolverlo, nos preparamos para ello, etc. En este sentido, la ansiedad es NORMAL. Cuando la ansiedad dificulta el rendimiento, entonces empieza a ser perjudicial, pues provoca sufrimiento y no sirve para resolver las causas que lo motivan.
Es importante distinguir entre:
1. ANSIEDAD NORMAL: adaptativa y útil para resolver problemas de la vida, controlable y lógica, y aunque puede ser incómoda, NO implica un sufrimiento grave.
2. ANSIEDAD PERJUDICIAL: inútil, excesiva, inapropiada; no sirve para adaptarse y por el contrario dificulta el rendimiento y la adaptación.
La ANSIEDAD PERJUDICIAL depende de: Una situación estresante (alarmante), las posibilidades de adaptación del sujeto, tanto genéticas como aprendidas (experiencias tempranas y desarrollo de la personalidad posterior). Por tanto, este tipo de ansiedad desadaptativa aparecerá si: La presión estresante es exagerada en intensidad o persistencia y agota las posibilidades de adaptación, o la reacción del sujeto es exagerada en intensidad, duración o en calidad (de tipo inadecuado), también si el sujeto no tiene las habilidades adecuadas para enfrentarse a situaciones que implican una demanda o un esfuerzo significativo.
Cuando una persona sufre ansiedad (nerviosismo), la propia percepción de este estado supone un factor de mantenimiento muy importante e igualmente generador de ansiedad (vergüenza, sentimiento de inseguridad o invalidez), ya que la autoimagen se deteriora al sentirse incapacitada, al mostrarse ante los demás como un individuo “nervioso”. Es decir, en la respuesta de ansiedad influyen factores cognitivos personales (autopercepción) y otros de interacción social (relación).
Conclusión
La ansiedad es una emoción normal que en principio tiene una función adaptativa para los seres humanos, pero cuando esta emoción se presenta o la experimentamos de forma exagerada o desproporcionada y afecta, interfiere en nuestras vidas, generando un alto malestar físico y psicológico, entonces será el momento para ponernos en tratamiento psicológico. En Mejor Sin Ansiedad, somos especialistas en este trastorno y te proporcionaremos el tratamiento utilizando la modalidad ONLINE, para facilitarte las cosas, no dejándote vencer por las excusas, combatiendo todas las dificultades que te impiden acudir a terapia sin perder efectividad en tu tratamiento.
¿Qué es una Fobia y cuáles son las más comunes?
El miedo es una emoción muy común en las personas. Produce reacciones naturales o una experiencia y conductas adaptativas ante situaciones u objetos que implican un peligro real. Hay miedos que a una edad son normales y que conforme crece un niño van desapareciendo y por tanto no requieren ningún tratamiento específico, ejemplo de ello: el miedo a la oscuridad. Cuando el miedo se da ante situaciones u objetos que no suponen un peligro real ni tampoco es evolutivo, entonces nos encontramos ante un miedo que ya no es adaptativo y es lo que denominamos fobia.
Una fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo intenso, desproporcionado e irracional, ante seres, objetos o situaciones concretas como, por ejemplo, a los insectos o a los lugares cerrados, las personas, etc. y que la mayoría de las personas no las encuentran molestas.
¿Cuáles son las fobias más comunes?
- Aerofobia: miedo a volar.
- Brontofobia: miedo a los truenos y los relámpagos.
- Zoofobia: miedo a los animales.
- Hematofobia: miedo a la sangre, heridas, jeringuillas.
- Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados.
- Agorafobia: miedo a multitudes, espacios abiertos, exteriores, a estar sólo/a.
- Dentofobia: miedo a ir al dentista.
- Acrofobia: miedo a las alturas.
- Necrofobia: miedo a la muerte o a los muertos.
- Amaxofobia: miedo a conducir.
- Enoclofobia: miedo a las multitudes.
¿Cuáles son las fobias menos frecuentes?
- Crematofobia: miedo, rechazo u odio al dinero.
- Hafefobia: temor a ser tocado.
- Sofofobia: miedo al aprendizaje o a aprender.
- Macrofobia: miedo a las largas esperas.
- Eisoptrofobia: miedo a verse reflejado en un espejo.
Síntomas que se manifiestan ante la fobia
Ante la presencia o exposición del estímulo o situación a la que tememos de forma fóbica (ya que nos produce un gran rechazo y necesidad de escape o evitación), es muy probable que se manifiesten las siguientes reacciones en el sujeto:
- Miedo inmediato e intenso, ansiedad y pánico cuando estás expuesto a lo que te produce temor, o simplemente piensas en eso
- Ser consciente de que tus temores son irracionales o exagerados, pero no poder hacer nada para controlarlos (sensación de impotencia)
- Ansiedad que empeora a medida que se acerca la situación o el objeto, ya sea que se trate de una proximidad temporal o física
- Hacer todo lo posible por evitar el objeto o la situación, o soportarlo con ansiedad y temor extremos
- Dificultad para tener un desempeño normal debido a tu temor
- Reacciones y sensaciones físicas, como sudoración, latidos del corazón acelerados, opresión en el pecho o dificultad para respirar
- Sentir náuseas, tener mareos o sufrir desmayos en presencia de sangre o lesiones
- En niños, posiblemente tener berrinches, aferrarse, llorar, negarse a alejarse de la madre o del padre o negarse a acercarse a lo que les produce temor
A grandes rasgos podríamos resumir en dos grupos (físicos y psicológicos) los síntomas presentes en una crisis o respuesta de pánico:
- Síntomas físicos: sudoración,sensación de pérdida de control,desreslización, respiración anormal, aceleración del latido del corazón, temblores, escalofríos, dolor en el pecho, sequedad de boca, mareos, dolor de cabeza, necesidad de huir, etc.
- Síntomas psicológicos: pensamientos distorsionados respecto a la situación o estímulo, pensamientos negativos y errados sobre el propio funcionamiento o respuesta fisiológica.
Recomendaciones cuando existe una fobia
Si notas que algunas de las reacciones o síntomas antes descritos están presentes en tu vida y están trastocando tu normal funcionamiento y deterioran tu calidad de vida, es recomendable que pidas ayuda a un especialista a fin de que seas evaluado/a y reconocido el nivel de gravedad de tu trastorno, además de desarrollar un plan de tratamiento pormenorizado en tus necesidades.
¿Qué es la Obsesión y qué relación tiene con la Ansiedad?
Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten y causan ansiedad. Pueden involucrar o estar basados en cosas como: Miedo a los gérmenes o a la contaminación, enfermedades, hacerse daño así mismo o a otras personas, miedo a ser atraído por el mismo sexo sin ser homosexual u homofóbico/a, pensamientos relacionados con el pecado y la religiosidad, pensamientos relacionados con el orden, simetría y forma en la que se colocan los objetos o cosas, miedo a perder o extraviar algo.
Cuando las obsesiones vienen acompañadas de conductas manifiestas de carácter repetitivo y ritualista denominadas compulsiones, entonces estaremos ante lo que se denomina Trastorno Obsesivo Compulsivo, en el caso de que las compulsiones se manifiesten en forma de pensamientos en vez de conductas manifiestas observables por nosotros mismos u observadores externos, entonces estaremos ante un Trastorno Obsesivo Puro. El Trastorno obsesivo es bastante frecuente, afecta al 3% de la población mundial, más de 100 millones de personas, y es el cuarto trastorno psicológico más frecuente, por delante de la anorexia nerviosa, el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
¿Qué son las compulsiones y por qué se realizan?
Las compulsiones son comportamientos que la persona que las presenta siente que debe hacer una y otra vez para tratar de reducir su ansiedad o detener los pensamientos obsesivos. Por tanto y como podemos observar, las obsesiones y las compulsiones están íntimamente relacionadas con la ansiedad, dado que los pensamientos repetitivos u obsesiones producen una fuerte ansiedad al sujeto y la compulsión intenta reducir y mitigar esta fuerte ansiedad. Las personas que padecen de obsesiones pueden intentar ignorar o detener sus obsesiones, pero eso solo aumenta su sufrimiento emocional y ansiedad. Finalmente, sientes la necesidad de realizar actos compulsivos para tratar de aliviar el estrés y malestar que provocan. A pesar de los esfuerzos por ignorar o deshacerte de los pensamientos o impulsos que te molestan, estos vuelven una y otra vez. Esto conduce a más comportamientos ritualistas, el círculo vicioso del trastorno obsesivo compulsivo.
Causas del Trastorno Obsesivo
- Biología. El TOC puede resultar de cambios en la química natural del cuerpo o en las funciones cerebrales.
- Genética. El TOC puede tener un componente genético, pero aún no se han identificado genes específicos.
- Aprendizaje. Los miedos obsesivos y los comportamientos compulsivos se pueden aprender al observar a los familiares o de forma gradual a lo largo del tiempo.
- Antecedentes familiares. El hecho de tener padres u otros miembros de la familia con el trastorno puede aumentar el riesgo de desarrollar trastorno obsesivo compulsivo.
- Acontecimientos estresantes en la vida. Si has experimentado eventos traumáticos o estresantes, tu riesgo puede aumentar. Esta reacción puede, por alguna razón, desencadenar los pensamientos intrusivos, los rituales y el sufrimiento emocional característicos del trastorno obsesivo compulsivo.
- Otros trastornos de salud mental. El trastorno obsesivo compulsivo puede estar relacionado con otros trastornos de salud mental, como los trastornos de ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias o los trastornos de tic.
¿Cómo se trata el Trastorno Obsesivo Compulsivo?
El tratamiento para este trastorno estará basado no en una ¨cura¨ en sí sino más bien en ayudar al paciente a gestionar el malestar que provoca o producen las obsesiones y evitar que tu vida se trastoque. Dependiendo de la gravedad del trastorno su tratamiento será más intensivo, frecuente o continuado a largo plazo.
Los dos tratamientos principales para el TOC son la psicoterapia (que puede ser realizada en formato ONLINE o presencial) y los medicamentos (en especial los antidepresivos). A menudo, el tratamiento es más eficaz con una combinación de estos.
- Con la Psicoterapia: principalmente se trabaja desde la corriente Cognitivo Conductual, es un tipo de psicoterapia, eficaz para muchas personas con trastorno obsesivo compulsivo. La exposición y prevención de la respuesta, son las técnicas que se aplican y que han demostrado eficaz empíricamente, implica exponerte progresivamente a un objeto temido o a una obsesión, como la suciedad, y enseñarte formas de resistir el impulso de hacer tus rituales compulsivos. La exposición y prevención de la respuesta requiere esfuerzo y práctica frecuente, con ello se consigue una mejor calidad de vida una vez que aprendas a manejar tus obsesiones y compulsiones.
- Con la Farmacología: se puede ayudar al paciente a controlar las obsesiones y compulsiones del trastorno obsesivo compulsivo, reduciendo la activación general del sujeto y poniéndolo en mejor disposición y provecho ante la psicoterapia. Es importante saber que los fármacos producen efectos secundarios y requieren supervisión psiquiátrica.
En Mejor Sin Ansiedad te animamos para que inicies tu proceso terapéutico, haremos de forma inicial una evaluación exhaustiva y tratamiento enfocado en tus necesidades individuales, recobraremos tu funcionamiento normal y bienestar.
Autolesión y su relación con la Ansiedad y la Depresión
La autolesión no suicida, a menudo llamada simplemente autolesión, es el acto de lastimarse el propio cuerpo a propósito, por ejemplo, con cortes o quemaduras, golpear una parte de su cuerpo con algún objeto, pincharse con algún objeto filoso, incluso un atracón de comida y muchas otras conductas no saludables. Por lo general, no es un intento de suicidio. Este tipo de autolesión es una forma dañina de afrontar el dolor emocional, la tristeza, la ira y el estrés, esto sucede porque la persona no tiene recursos de afrontamiento ante situaciones diversas, para regular sus emociones y resolver las problemáticas reales o subjetivas que llevan al sujeto a ¨necesitar¨recurrir a estas acciones. Algunas personas inician la práctica de las conductas autolesivas porque han escuchado o leído que a otros les ¨reducen el malestar emocional¨ y caen en la trampa de esta conducta disfuncional.
Razones por las que las personas se autolesionan
Las personas pueden autolesionarse por una variedad de razones. Algunos factores que pueden contribuir incluyen:
- Dolor emocional: La autolesión a menudo se utiliza como una forma de aliviar el dolor emocional, como la ansiedad, la tristeza/depresión, la ira o el estrés.
- Trastornos mentales: La autolesión puede ser un síntoma de trastornos mentales como la depresión, la esquizofrenia, la borderline o el trastorno límite de la personalidad.
- Trauma: Las personas que han experimentado abuso, negligencia o cualquier otro tipo de trauma pueden ser más propensas a autolesionarse. En estos casos se hace muy necesario que la persona se ponga en tratamiento para tratar el trauma y la conducta autolesiva.
- Presión social: Algunas personas pueden sentir presión para cumplir con ciertas expectativas o imágenes de sí mismos o de los demás, lo que puede llevar a comportamientos autodestructivos.
- Falta de habilidades de afrontamiento: Las personas que no tienen buenas habilidades de afrontamiento pueden recurrir a la autolesión como una forma de lidiar con situaciones difíciles.
- Como medio de comunicación de su dolor: La persona intenta validar pública o de forma privada sus estados emocionales de malestar y dolor.
- Autocastigo: Las personas acuden a esta conducta para autoinflingirse penas porque se consideran malas personas, se odian a sí mismas o son extremadamente autoexigentes, perfeccionistas e intolerantes a la frustración.
- Antisuicidio: Se acude a la autolesión porque deseo un castigo pero no morir.
Es importante destacar que la autolesión es un comportamiento peligroso (incluso aunque se crea que se realiza de una forma controlada) y puede tener consecuencias graves para la salud física y emocional. Si alguien que conoces se autolesiona, es importante brindarle apoyo y ayudarlo a buscar ayuda profesional.
¿Cómo se trata en terapia este problema?
El tratamiento más común para la autolesión incluye un enfoque integrado que aborde las causas subyacentes y proporcione herramientas efectivas para manejar el dolor emocional. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen:
1. Terapia psicológica: La terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia dialéctica conductual, puede ayudar a las personas a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos autodestructivos.
2. Terapia farmacológica: Los medicamentos, como los antidepresivos, pueden ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y otros trastornos mentales que pueden contribuir a la autolesión.
3. Terapia de grupo: Las terapias de grupo pueden proporcionar un entorno seguro y de apoyo para compartir experiencias y aprender de otros que han experimentado la autolesión.
4. Terapia familiar y terapia de pareja: Estos tipos de terapia pueden ayudar a mejorar las relaciones y resolver conflictos en el hogar o en la pareja que puedan estar contribuyendo a la autolesión.
En Mejor Sin Ansiedad somos especialistas en todos los trastornos y problemáticas que se derivan de la ansiedad y la depresión. Sin duda te ayudaremos a que consigas regular tus emociones e inhibir cualquier conducta desadaptativa y peligrosa, como es el caso de las autolesiones.