Tipos de obsesiones en el TOC

Tipos de obsesiones en el TOC

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de salud mental en el que una persona experimenta pensamientos repetidos (denominados obsesiones) que la impulsan a realizar determinadas acciones (conocidas como compulsiones) para aliviar la ansiedad que provocan los pensamientos.

En un año determinado, aproximadamente el 1% de los adultos tienen un diagnóstico de TOC. Los varones suelen mostrar síntomas de TOC en la infancia, pero las mujeres se ven afectadas en mayor proporción en la edad adulta.  El TOC puede aparecer en cualquier persona y a cualquier edad, pero la edad media de aparición es de 19,5 años. El 25% de las personas con TOC tienen síntomas a los 14 años.

Definición de TOC, obsesiones y compulsiones

Para ser diagnosticada de TOC, una persona debe cumplir los siguientes criterios:

  • Presencia de obsesiones, compulsiones o ambas
  • Las obsesiones o compulsiones consumen mucho tiempo (más de una hora al día) o causan una angustia significativa o un deterioro del funcionamiento cotidiano
  • Los síntomas no se explican mejor por los efectos fisiológicos de una sustancia, afección médica u otra enfermedad mental

Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes, persistentes, intrusivos y no deseados que provocan ansiedad o angustia. Las personas con TOC intentan ignorar o suprimir las obsesiones, o tienen que neutralizarlas realizando una compulsión.

Las compulsiones, por otra parte, son comportamientos repetitivos o actos mentales que una persona con TOC se ve impulsada a realizar en respuesta a una obsesión o de acuerdo con un conjunto rígido de reglas que las rigen.  Las compulsiones son claramente excesivas o no están conectadas de forma realista con el problema que pretenden abordar.

Obsesiones y compulsiones

Las obsesiones suelen implicar un resultado temido, como ser responsable de un daño a uno mismo o a los demás, o ser considerado poco ético, inmoral o imperfecto.

Por ejemplo, alguien con TOC puede obsesionarse con la preocupación de provocar involuntariamente un incendio en su casa debido a un descuido. El miedo puede llegar a ser tan abrumador que les impulse a realizar compulsiones para minimizar el daño potencial percibido y disminuir la ansiedad y angustia que sienten.

Una persona con obsesión por el daño relacionado con el fuego puede tener que comprobar todos los enchufes de su casa antes de salir de ella para reducir el riesgo percibido de que se produzca un incendio. Hacer esto disminuye drásticamente la ansiedad asociada a la obsesión.

Las compulsiones también suelen malinterpretarse y pueden variar de una persona con TOC a otra.

Tipos de obsesiones

Las obsesiones en el TOC son angustiosas, requieren mucho tiempo y están motivadas por el miedo.

Características de las obsesiones del TOC:

  • Las experiencias internas ocurren repetidamente, son indeseadas y se sienten como si estuvieran fuera del control del individuo.
  • Causan mucho malestar, como ansiedad, asco, miedo, y pueden ser abrumadoras.
  • La persistencia de estas ideas interfiere en la capacidad de la persona para atender a otras cosas importantes para ella.

Aunque el contenido y la naturaleza exactos de las obsesiones varían de una persona con TOC a otra, hay algunos temas comunes:

Contaminación

Las obsesiones habituales relacionadas con la contaminación pueden incluir suciedad, gérmenes, fluidos corporales, enfermedades, contaminantes ambientales o sustancias químicas.

Daño

Las personas con obsesiones relacionadas con el daño pueden temer hacerse daño a sí mismas o a los demás, tener miedo de ser responsables de que ocurra algo malo o causar daño sin querer.

Cuando las personas con TOC tienen obsesiones relacionadas con el daño, no temen necesariamente hacer daño intencionadamente. En cambio, pueden temer causar daño involuntariamente por descuido, lo que puede dar lugar a compulsiones de comprobación (como la necesidad de comprobar todos los enchufes de casa antes de salir).

Pensamientos sexuales no deseados

Una persona con TOC puede tener pensamientos sexuales intrusivos, no deseados, prohibidos o perversos. Estas obsesiones pueden adoptar la forma de imágenes o impulsos relacionados con la homosexualidad, pensamientos sexuales sobre niños, incesto, violación o agresión sexual.

Religiosidad/Escrupulosidad

Las personas con TOC pueden tener pensamientos obsesivos, preocupaciones o inquietudes sobre juicios y comportamientos morales (o sobre “ser bueno”). Si son religiosas, pueden estar preocupadas por ofender a Dios o blasfemar.

Perder el control

Algunas personas con TOC temen perder el control. Les preocupa hacerse daño a sí mismas o a los demás mediante actos verbales impulsivos, como insultar a alguien o decir algo tabú o prohibido, o actos físicos como robar o la violencia. Las imágenes mentales de estas obsesiones pueden ser de naturaleza agresiva o incluso terrorífica.

Perfeccionismo

Las obsesiones del TOC por “lo justo” tienen que ver con la uniformidad, la exactitud, la simetría, la necesidad de saber o recordar, la necesidad de adherirse a una rutina o expectativa rígida y la necesidad general de que algo esté “justo”.

Enfermedad física

Aparte de las obsesiones por la contaminación relacionadas con los gérmenes, las personas con TOC también pueden tener obsesiones en torno a la enfermedad y la dolencia. Pueden estar preocupadas por si tienen una enfermedad o por si la contraerán.

A veces, las personas con TOC son hiperconscientes de procesos corporales como tragar o respirar. Estas obsesiones somáticas pueden contribuir a las obsesiones relacionadas con la enfermedad, el dolor o la dolencia.

La hipocondría y el TOC no son lo mismo.

Creencias supersticiosas

Una persona con TOC puede creer que ciertos números, colores, palabras o frases dan “suerte” o “mala suerte”. En este último caso, puede hacer todo lo posible por evitarlos o, si no puede, utilizar conductas compulsivas compensatorias para calmar la ansiedad.

¿Qué puedes hacer?

Las personas que padecen TOC tienen pensamientos no deseados, intrusivos y a menudo angustiosos que les preocupan la mayor parte del tiempo. Para enfrentarse a estos pensamientos, y a la ansiedad o el miedo que provocan, una persona con TOC a menudo necesita adoptar conductas compulsivas. Las obsesiones y compulsiones que definen el TOC pueden tener un impacto significativo y negativo en la vida de una persona.

Sin embargo, hay formas de controlar la enfermedad. Muchas personas con TOC encuentran alivio con una combinación de terapia y medicación. La terapia online, también pueden ser muy beneficiosa para las personas con TOC (así como para sus seres queridos), ya que les proporcionan recursos, información o, simplemente, un oído compasivo y atento.


¿Qué podemos hacer ante un ataque de pánico?

¿Qué podemos hacer ante un ataque de pánico?

Lo primero que debemos hacer es conceptualizar lo que es un ataque de pánico para poderlo diferenciar de otras experiencias que podrían ser similares al menos en sintomatología física. Por tanto, un ataque de pánico se conoce como un episodio repentino de miedo intenso que provoca una serie de reacciones fisiológicas como: 

  • fuertes palpitaciones, 
  • sudoración, 
  • dificultades para respirar, 
  • dolor en el pecho, 
  • desrealización, 
  • miedo a morir, 
  • mareo, 
  • miedo a perder el control. 

Todo esto ocurre en ausencia de un peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico son aterradores para quien los padece, suelen aparecer de una forma inesperada, con una duración que oscila entre 10 y 30 minutos, ante estas situaciones la persona desea huir, escapar y siente gran desesperación.

Si bien es cierto que casi todos estamos familiarizados con los síntomas descritos , o de alguna u otra forma hemos vivenciado algunos o todos los síntomas fisiológicos que se producen en un ataque de pánico, seguro lo hemos hecho de forma aislada, lo que significa y diferenciaría el fenómeno del propio ataque de pánico, es decir, podríamos estar ante un episodio de miedo pero no tan intenso y paralizante como el que se produce ante un ataque de pánico.

¿Qué podemos hacer ante tan desagradable experiencia?

  1. Es importante que reconozcamos que se trata de un ataque de pánico, que has estado expuesto ante una situación o varias que te han activado en exceso y como consecuencia haya derivado en ello. Por tanto, el conocimiento inicial del fenómeno es el primer paso.
  2. Lo segundo que podemos hacer de forma inmediata es realizar una respiración profunda, en la que inhalas contando hasta tres, luego retienes el aire en tus pulmones durante unos segundos y haces una exhalación en tres segundos. Esto se repite varias veces, es importante hacerlo lento para no provocar una hiperventilación. Oxigenar nuestro cuerpo produce una sensación de calma.
  3. Puedes caminar un poco a fin de facilitar el flujo sanguíneo por todo tu cuerpo, además de servir de actividad distractora.
  4. Es primordial que no discutas con tus pensamientos negativos que invaden en ese momento tu consciencia, eso representaría no sólo una fuente activadora de tu estado alterado sino también un mantenedor del problema, se entiende que no es una tarea fácil, pero con la práctica se consigue.
  5. Podemos utilizar técnicas de visualización , en las que atendemos sostenidamente a un estímulo, intenta atender a este mismo y descríbelo en tu mente. Con ello lo que buscamos es cambiar tu foco de atención, centrarte en otro estímulo que no sean por ejemplo tus sensaciones interoceptivas (palpitaciones, dificultad respiratoria, etc ).
  6. Puedes llamar a un familiar y amigo y pedirle que te hable de cualquier tema, pídele que utilice un tono calmado, esto puede ayudarte a sugestionar tu estado, al mismo tiempo sirve de distractor.
  7. En estos casos puedes acceder a estímulos que por lo general ayudan a regular los estados del ánimo, por ejemplo ,escuchar música (siempre que esté al alcance en ese momento).
  8. Busca un sitio tranquilo en el que puedas abstraerse y ejercitar los anteriores puntos, encuentra cómo ponerte cómodo(a).

Recomendaciones generales que pueden ayudar

Es importante destacar que el Trastorno de Pánico tiene solución por medio de la psicoterapia, con la ayuda profesional conseguirás reestructurar tus pensamientos, conocer la génesis de tu problema, regular tus emociones y tener medidas de afrontamiento ante las situaciones o eventos en los que se produzca este miedo irrefrenable temporal.

De igual forma facilitamos algunas recomendaciones generales que pueden ayudarte a reducir tus nivele de activación, facilitando los estados de calma, entre ellos:

  1. Evita consumir bebidas que contengan cafeína, azúcares, alcohol, todas ellas se comportan como una fuente activadora.
  2. No consumas drogas recreativas, además de estar prohibidas y ser perjudiciales para la salud, precipitan a estados alterados no sólo del estado del ánimo sino de la percepción, podrían llevarte a un episodio de pánico.
  3. Realiza con regularidad actividades físicas.
  4. Duerme bien, descansa entre 7 u 8 horas diarias todos los días.
  5. Realiza actividades distractoras y agradables con frecuencia.
  6. Practica técnicas relajantes con regularidad, tanto físicas como el yoga o ejercicios de relajación muscular, como los ejercicios de respiración.

Conclusión

La buena noticia: los ataques de pánico son muy tratables. Se ha demostrado que la terapia cognitivo conductual es altamente eficaz para quienes sufren ataques frecuentes. Por ello, desde Mejor Sin Ansiedad te animamos a que te pongas en tratamiento y consigamos juntos acabar con tan molesto problema y consecuentes síntomas.


¿Los fármacos verdaderamente me pueden ayudar a mi depresión?

¿Los fármacos verdaderamente me pueden ayudar a mi depresión?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es en la actualidad la principal causa de discapacidad a nivel mundial. Desde el 2020 hasta la fecha, ha habido un incremento a pesar del bajo índice de diagnosticados y se calcula que en el mundo pueden padecerla al menos 300 millones de personas.

Esta afección desde luego que se convierte en el mayor riesgo de suicidio para las personas, pero el estigma, las altas deficiencias en el sistema de atención de salud primaria, problemas económicos de quien lo padece (entre otras razones), hacen en muchas ocasiones que las personas no reciban la atención adecuada para este problema.

Cuando un paciente que presenta depresión acude a la atención primaria, lo más probable es que sea atendido por un facultativo y le prescriba fármacos antidepresivos, claro está, siempre que los síntomas descritos y manifiestos coincidan con dicha patología o diagnóstico para el mismo.

Los antidepresivos o medicación antidepresiva son un grupo de fármacos que tienen la capacidad de mejorar el estado de ánimo en personas deprimidas. Los antidepresivos, además de tratar la depresión, pueden tratar otros trastornos psiquiátricos, especialmente los trastornos de ansiedad. Cabe destacar que existe un porcentaje de personas que no responden a la medicación, entre el 30 y 40% de ellos, cuando esto ocurre lo recomendable es que se hagan las siguientes consideraciones y revisiones.

¿Qué hacer si mi psicofármaco para la depresión no me funciona?

  1. Revisar la adherencia y orden al tratamiento, es importante seguir la pauta farmacológica tal como te la ha pautado el médico.
  2. Revisar si estás tomando alguna otra medicación que pueda estar interfiriendo con el tratamiento, incluso si se trata de tratamientos de herbolario, es indispensable que comentes estos detalles en tu consulta.
  3. Revisión de las enfermedades físicas ya diagnosticadas o de las posibles, por ejemplo, aquellas relacionadas con la tiroides que pueden afectar directamente tus estados de ánimo debido a los desajustes hormonales.
  4. Se deben considerar otros diagnósticos a otras afecciones psicológicas, tal como trastorno bipolar, que puede causar o empeorar la depresión y puede necesitar un tratamiento diferente; otra puede ser la distimia, una forma de depresión leve pero a largo plazo (crónica); o un trastorno de la personalidad que contribuya a que no mejore la depresión.
  5. Es posible que la medicación pautada requiera de más recorrido, por tanto, tengas que esperar a que este surta efecto, normalmente se entiende que el tiempo para empezar a hacer su trabajo de forma eficiente es de cuatro a ocho semanas, incluso se conocen casos en los que requieren más tiempo, no es exacto, dependerá de la necesidad individual y metabolismo de la persona. Es importante resaltar que durante este tiempo de ingesta sí se presentarán los efectos secundarios asociados al fármaco.
  6. Es posible que se requieran dosis más altas, esta pauta siempre la debe dar el facultativo, jamás debe ser el paciente el que cambie la pauta, ni para más ni para menos.
  7. En ocasiones se aconseja hacer pruebas farmacogenómicas que sirven para revelar cómo la persona metaboliza estos fármacos prescritos. Estas pruebas no son del todo certeras, pero pueden dar pistas sobre tu caso, estas pruebas suelen ser costosas y deben hacerse siempre en servicios o asistencias privadas.
  8. Es posible que en tu caso concreto de depresión se requiera no sólo un fármaco sino una suma de ellos para estabilizar tu estado de ánimo.

¿Cómo funcionan los antidepresivos en mi cuerpo?

Los antidepresivos ayudan a equilibrar las sustancias químicas del cerebro. Mejoran el humor, la concentración y el sueño. A veces tardan varias semanas (generalmente de cuatro a seis) en hacer efecto pleno.

¿Cuáles son los fármacos más utilizados y algunos de sus efectos secundarios?

Han transcurrido al menos más de cuatro décadas y no se han desarrollado nuevos medicamentos que puedan curar esta enfermedad, los fármacos que más se han utilizado o los que más comúnmente se han recetado para la depresión son los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Estos traen consigo una serie de inconvenientes o efectos secundarios nada agradables tras su ingesta/uso. Algunos pacientes pueden parecer más agitados, deprimidos y ansiosos dentro de la semana siguiente al inicio de los ISRS o al aumento de la dosis y preocupa el uso de ISRS y la posibilidad de suicidio. Otros efectos secundarios menos preocupantes pero posibles serían: La disfunción sexual (en especial la dificultad para alcanzar el orgasmo, pero también la disminución de la libido y la disfunción eréctil) aparecen en un tercio de los pacientes o más. Algunos ISRS causan aumento de peso.

Recomendaciones generales para abordar con éxito la depresión

Si bien es cierto que la farmacología en múltiples casos se convierte en una aliada para el tratamiento de la afección o depresión, es importante destacar un aspecto, se ha demostrado empíricamente que los tratamientos farmacológicos son menos efectivos que la suma de tratamiento psicológico coadyuvado o conjunto con el tratamiento farmacológico (esto en los casos en que se requiera ayuda farmacológica), por tanto es altamente recomendable conjugar los fármacos con la psicoterapia, a fin de que puedas encontrarte con ayuda superar los desafíos de la vida, resolver los problemas que se presenten, gestionar las emociones, tomar decisiones, pensar de una forma más adaptativa, aprender a gestionar el estrés, superar traumas, etc. Todo esto antes mencionado nunca puede ser atendido o resuelto con medicación sino con ayuda de un psicólogo.

En Mejor sin Ansiedad somos especialistas en el área, por tanto, abordaremos tu problema según tus necesidades especiales y particulares, tras un estudio y evaluación exhaustiva (y siempre que consideremos sea el caso) recomendaremos la visita a un especialista que refuerce nuestro tratamiento psicológico con alguno farmacológico.


¿Qué es la hipocondría o la ansiedad por enfermedad?

¿Qué es la hipocondría o la ansiedad por enfermedad?

La ansiedad ante la enfermedad (antes conocida como hipocondría) es una preocupación por tener o contraer un trastorno grave a pesar de no tener síntomas o tener sólo síntomas benignos.

Las personas que padecen ansiedad ante la enfermedad adoptan conductas dirigidas a reducir el miedo/ansiedad de enfermar o a obtener la certeza de que están sanas. Esta preocupación se apodera gradualmente de la vida de la persona e interfiere gravemente en su funcionamiento diario.

A veces, leer online los síntomas de una enfermedad (conocido vulgarmente como Doctor Google) es el peor de los escenarios. Como resultado, cuando experimentamos la combinación de estos síntomas, nos tememos lo peor. O escuchamos una historia sobre cómo alguien murió repentinamente tras experimentar los mismos síntomas que nosotros. Es entonces cuando aparece la ansiedad.

Ninguna tranquilización médica o resultado negativo de las pruebas alivia su ansiedad. A veces, los afectados se preocupan aún más tras ser tranquilizados por un médico, ya que contemplan la posibilidad de que éste no les tome en serio, no tenga suficientes conocimientos o confunda los resultados de las pruebas médicas.

Hay dos tipos de ansiedad ante la enfermedad: de búsqueda de atención y de evitación de atención. Las personas suelen presentar una mezcla de los dos tipos, cambiando entre la búsqueda excesiva de atención e información médicas en determinados momentos y su evitación en otros.

El miedo de una persona que padece ansiedad ante la enfermedad puede oscilar entre el miedo a contraer una enfermedad y el miedo a tener una enfermedad real.

En el caso de la ansiedad ante la enfermedad, los pensamientos intrusivos y no deseados sobre tener una enfermedad son las obsesiones, mientras que las conductas dirigidas a reducir la ansiedad son las compulsiones. Como ocurre con el TOC, cuanto más se comprueba, peor se siente la persona; cuanto más se busca tranquilidad, menos tranquila se siente.

Cómo afecta a las personas la ansiedad por la salud

El miedo a la enfermedad

El miedo a la enfermedad determina la vida de los afectados. Para protegerse de posibles enfermedades, se toman constantemente el pulso, se miden la tensión arterial y examinan el aspecto de las distintas partes del cuerpo. Se pasa de un control leve a un control obsesivo. Puede que empieces a comprar aparatos que calculan tu frecuencia cardiaca, a utilizar tiras de orina y más cosas, incluso cuando no ha habido un diagnóstico oficial de que algo vaya mal.

Hasta un ligero dolor de cabeza provoca incertidumbre, y sospechan que puede haber algo malo detrás. La investigación en Internet suele confirmar estos pensamientos negativos. Es difícil convencer de lo contrario a los afectados de ansiedad por la salud, incluso después de que un médico les diga que están físicamente bien y sanos.

Por lo tanto, si sigues pensando que tienes problemas de salud y que no gozas de la mejor salud, puedes ponerte de mal humor. Es más, es posible que siempre tengas la sensación de estar sufriendo alguna molestia importante y que no te recuperes de un problema que, en primer lugar, ni siquiera existe.

Mayor conciencia corporal

Las personas que padecen ansiedad por la salud siempre vigilan de cerca su cuerpo y notan cuando algo cambia. También perciben los acontecimientos normales y completamente naturales como anormales. Esta percepción distorsionada supone una fuerte carga psicológica.

Por lo general, estas personas prestan especial atención a una sola parte del cuerpo u órgano. La observan muy de cerca e imaginan que cambia una y otra vez. Normalmente, no suelen aceptar opiniones médicas que demuestren lo contrario.

Por ejemplo, una persona puede obsesionarse con reducir su frecuencia cardiaca mientras lleva un aparato de fitness en la muñeca. Sin embargo, si eres mujer, tu frecuencia cardiaca disminuye alrededor de la ovulación y vuelve a aumentar drásticamente en la época de la regla. Sin saber que esto ocurre todos los meses, podrías pensar que hay un problema cuando se trata de un acontecimiento cíclico regular.

Visitas frecuentes al médico

Hay afectados de ansiedad por la salud que evitan ir al médico para no contagiar a otros enfermos. Pero también hay afectados que se comportan de forma opuesta. Visitan al médico con demasiada frecuencia. No es raro que cambien continuamente de médico siempre que el diagnóstico sea que están sanos y bien. Este cambio de médico se debe a la falta de confianza en el diagnóstico del médico.

Estas personas prefieren confiar en su percepción y quieren que se la confirme un médico. Si no es así, buscan otro médico y esperan que allí se lo confirmen. Al final, te gastas tiempo e incluso dinero en pruebas médicas que demuestran sistemáticamente que no tienes ninguna enfermedad y que estás sano.

Obsesionado con las pruebas médicas y sus resultados

Los que padecen ansiedad sanitaria suelen estar obsesionados con la realización de pruebas médicas para detectar una o varias enfermedades y problemas de salud. Las personas con ansiedad por la salud quieren obtener toda la información posible de todas sus fuentes para confirmar si son exactas o no. Las personas suelen someterse a pruebas médicas, desde las más sencillas, como la tensión arterial, hasta las más complejas, como una resonancia magnética.

También es probable que las personas con ansiedad por la salud se hagan pruebas de ADN para determinar posibles enfermedades que podrían desarrollar con el tiempo, para ser proactivas respecto a su salud, aunque el potencial de la enfermedad no esté fundamentado en hechos concretos.

Estrés constante

Los que padecen ansiedad por la salud siempre muestran problemas de salud relacionados con el estrés, que suelen formar parte de su imaginación. Incluso cosas tan simples como una tos, una indigestión o un dolor de cabeza les producen un estrés extremo. Ni siquiera las garantías de los médicos y los informes médicos alivian el estrés.

Descubre las causas de tu ansiedad por la salud

Para superar tu ansiedad por la salud, primero tienes que saber cómo se produce. Muchas personas afectadas por la ansiedad sanitaria no pueden entender por sí mismas su miedo. Desde el punto de vista médico, no existe una explicación clara. Por lo tanto, debes pensar en tu pasado. En muchos casos, las causas tienen sus raíces allí. Si tuviste experiencias de enfermedad y muerte traumática en tu infancia, eres más propenso a la ansiedad por la salud que otras personas. Si te resulta difícil investigar la causa por ti mismo, puedes pedir consejo a un médico o terapeuta.

Busca consejo profesional

Pide cita con un terapeuta. En una conversación personal, informarás de tus síntomas y recibirás asesoramiento profesional. Seguro que un terapeuta te ofrecerá algunas opciones terapéuticas que te ayudarán a aprender a superar tus miedos sanitarios. Tu médico también te dará un asesoramiento completo sobre todos los síntomas y consejos para mejorar tu salud y bienestar.

Terapia para la ansiedad sanitaria

Un psicoterapeuta te ayudará a superar tu miedo. Se ocupa de ti de forma individual y atiende tus necesidades personales. En el caso de la ansiedad por la salud, se recomienda la terapia conductual, que se centra en tratar el comportamiento estresante. Junto con el terapeuta, acabarás con los hábitos perjudiciales. También aprenderás a manejar las expectativas y a rebajar las exigencias sobre ti mismo.

La terapia de exposición es otra forma de superar tu ansiedad y tus miedos sanitarios. Lo mejor es pedir consejo a un psicoterapeuta. En esta forma de terapia, te enfrentas a tus miedos y tomas conciencia de los desencadenantes de la salud. Ten confianza y asegúrate de que puedes superar tus miedos. Al principio no es tan fácil, porque enfrentarte a ello te asustará. Por lo tanto, es importante que sepas exactamente cuál es la mejor forma de actuar.

En la terapia de exposición, aprendes a hacerte consciente de que la situación es inofensiva en sí misma y de que el peligro es tu imaginación y tus pensamientos. Respira profundamente, inspirando y espirando, hasta que te hayas calmado. No resuelvas la situación antes, o tu miedo empeorará y tendrás otra experiencia traumática. El asesoramiento profesional es crucial.

Conclusión

Todo en exceso no es bueno, aunque la intención sea buena, a saber, mantener una buena salud. La hipocondría puede reducir la calidad de vida de una persona, sobre todo cuando la gravedad es elevada y la deja incapaz de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad que cree que padece. La ansiedad por la salud da miedo.

Si sientes que tu mente está ensombrecida por una enfermedad grave que te asusta, esto podría ser un síntoma temprano de hipocondría o ansiedad por la salud. Cuando estos sentimientos interfieran en tu vida o en tu trabajo, no dudes en acudir a un psicoterapeuta para que te hagan pruebas y te traten con seguridad.


¿Cómo puede ayudar la terapia a tu fobia?

¿Cómo puede ayudar la terapia a tu fobia?

La fobia es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad. Se trata de un temor/miedo desproporcionado a objetos, animales, personas, situaciones, etc. que produce una conducta de escape y evitación ante lo temido. No es extraño escuchar a las personas que padecen este trastorno verbalizaciones del tipo: “No puedo con ello… me supera enfrentarme a esa situación… Me produce auténtico terror…”. Estas verbalizaciones van acompañadas de conductas explícitas en las que se producen y evidencian conductas de evitación o escape ante lo temido, por ejemplo, si una persona tiene fobia social, procurará no enfrentarse a situaciones de esta índole, no asistirá a fiestas o encuentros en los que se vea en la necesidad y/u obligación de interactuar con más de una o dos personas a la vez.

Como podemos darnos cuenta, algunas fobias serán mucho más limitantes y desadaptativas que otras. Por tanto, imaginemos por un momento a una persona que está estudiando para ser piloto y tenga o sienta auténtico terror a las alturas o a volar, a una enfermera con fobia a las jeringuillas o un veterinario con terror hacia los gatos o perros.

En estos casos nos encontramos con situaciones que interfieren de forma más invalidante y evidente, con ello no queremos decir que se deban atender sólo a aquellas situaciones de temor desproporcionado o fobia que estén relacionadas exclusivamente con nuestras labores, profesiones o trabajos.

Lejos de ello lo que sí debemos entender, es que todo aquello que nos genere malestar físico y mental debe ser tratado, es cierto que algunas personas que padecen de fobias intentan buscar la manera de resolver las situaciones de forma menos eficiente, por ejemplo, las personas que tienen fobias a los espacios cerrados como los ascensores, buscarán la manera de subir por las escaleras, aquellas que temen a los túneles darán vueltas astronómicas para llegar a su destino con tal de no atravesar el túnel.

Lo que está claro es que todos estos atajos o conductas evitativas lejos de proporcionarnos una ayuda lo que consiguen es reforzar nuestra fobia.

Diferencias entre el miedo y la fobia

Es importante establecer diferencias entre el miedo y la fobia.

El miedo (aunque se encuentre en el grupo de las emociones displacenteras) es una emoción que se considera normal y adaptativa ya que nos protege de los peligros reales y nos conduce a accionar ante ellos. Ante el miedo podemos notar reacciones fisiológicas en nuestro cuerpo como taquicardia, sudoración, temblores, etc. El miedo, como emoción displacentera regulada, no supone o compromete nuestra vida cotidiana o rutinas.

En cambio, la fobia se presenta en forma de miedo intenso, duradero, desproporcionado y desadaptativo, ya que el miedo que siente la persona no la protege de ningún evento o fenómeno, dado que se manifiesta ante objetos, situaciones o personas que no son peligrosas per se, además produce cambios en las rutinas de las personas, modifica sus hábitos y estilos de vida, por otro lado, y de cara a lo que son los síntomas físicos derivados son más poderosos, molestos, evidentes y duraderos.

¿Cómo te puede ayudar un psicólogo a superar la fobia?

Con todo lo antes mencionado y descrito, es importante tener presente que las fobias pueden ser tratadas con éxito por medio de la terapia psicológica y conseguir una remisión total tras su finalización, este mismo debe ser proporcionado por un profesional de la psicología. La Fobia puede tratarse perfectamente en un formato online

Por otra parte, es importante saber que no existen tratamientos farmacológicos para la cura de la fobia, lo que sí podría hacerse es combinar el tratamiento psicológico con algún fármaco específico para la ansiedad. 

La Terapia Cognitiva Conductual (dentro de las diversas corrientes existentes en psicología), se entiende o conoce como la más eficaz para este tipo de problemas por poseer técnicas validadas empíricamente.

Los psicólogos ayudan a las personas que padecen de este trastorno de las siguientes maneras:

  1. Evalúan al paciente con el fin de conocer la problemática con profundidad y hacer un diagnóstico y posterior tratamiento.
  2. Ayudan a conocer la etiología u origen del problema, si hay historial de aprendizaje (vicario u observación), experiencial, dificultad en la gestión de las emociones en un momento concreto, genética, etc.
  3. Enseñan a los pacientes a regular las emociones.
  4. Aporta información extensa y pormenorizada sobre el problema, de esta forma el paciente reconoce cómo se produce.
  5. Trabajan en conjunto con el paciente los aspectos cognitivos del problema (pensamientos automáticos negativos, pensamientos anticipatorios, creencias disfuncionales, etc.
  6. Extingue la fobia por medio de la Exposición (técnica concreta que se utiliza en el tratamiento de la fobia). Estableciendo en conjunto al paciente el gradiente de exposición de forma cautelosa.
  7. Ayudará al paciente a recobrar su vida y completo funcionamiento.

En conclusión, podríamos decir que el malestar asociado a las fobias, en especial cuando éstas no se diagnostican y tratan, puede llevar a complicaciones psiquiátricas posteriores como otros trastornos de ansiedad, trastorno depresivo mayor y trastorno inducido por sustancias (sobre todo por el alcohol). Es importante acudir a un especialista si se padece sus síntomas. En Mejor sin Ansiedad podemos ayudarte ya que somos especialistas en el área.